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Efemérides: Amado Nervo (de nombre Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo)


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Efemérides: Amado Nervo (de nombre Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo)

 

 

 

 

Tepic, 27 de agosto de 1870 – Montevideo, 24 de mayo de 1919. Amado Nervo, fue un poeta y prosista mexicano, perteneciente al movimiento modernista. Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

Poeta, autor también de novelas y ensayos, al que se encasilla habitualmente como modernista por su estilo y su época, clasificación frecuentemente matizada por incompatible con el misticismo y tristeza del poeta, sobre todo en sus últimas obras, acudiéndose entonces a combinaciones más complejas de palabras terminadas en “-ismo”, que intenta reflejar sentimiento religioso y melancolía, progresivo abandono de artificios técnicos, incluso de la rima, y elegancia en ritmos y cadencias como atributos del estilo de Nervo.

El sonoro nombre de Amado Nervo, frecuentemente tomado por seudónimo, era en realidad el que le habían dado al nacer, tras la decisión de su padre de simplificar su verdadero apellido, Ruiz de Nervo. Él mismo bromeó alguna vez sobre la influencia en su éxito de un nombre tan adecuado a un poeta.

Cuando tenía nueve años murió su padre, dejando a la familia en situación económica comprometida. Otras dos muertes habrían de marcar su vida. El suicidio de su hermano Luis, que también era poeta. O el retorno “a la fuente de gracia de donde procedía” de su amada Ana Cecilia Luisa Daillez.

Sus primeros estudios los cursó en Michoacán; primero en Jacona, en el Colegio de San Luis Gonzaga, donde se destacó por su inteligencia y cumplimiento, después en Zamora estudió ciencias, filosofía y el primer año de leyes en el Seminario aun cuando abandonó los estudios rápidamente en 1891.2 Las urgencias económicas le hicieron desistir y lo obligaron a aceptar un trabajo de escritorio en Tepic y trasladarse después a Mazatlán, donde alternaba sus deberes en el despacho de un abogado con sus artículos para El Correo de la Tarde.

 

Madrigal

Por tus ojos verdes yo me perdería,

sirena de aquellas que Ulises, sagaz,

amaba y temía.

Por tus ojos verdes yo me perdería.

Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,

brillar suele, a veces, la melancolía;

por tus ojos verdes tan llenos de paz,

misteriosos como la esperanza mía;

por tus ojos verdes, conjuro eficaz,

yo me salvaría.

Publicado por:

Vicente Hernandez Gil

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