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Los «versos de oro» de Pitágoras


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Los “versos de oro” de Pitágoras

Los Versos Dorados de Pitágoras son una colección de exhortaciones morales. Comprenden 71 líneas escritas en hexámetro dactílico y son tradicionalmente atribuidos a Pitágoras. Aunque representan una síntesis de las enseñanzas dadas el propio Pitágoras, se cree que el autor fue un discípulo de éste llamado Lysis.

Imagen portada: Himno pitagórico al Sol del amanecer. Fyodor Bronnikov, (1827—1902)

Encierran las enseñanzas que el gran filosofo impartía hace veinticinco siglos en su Escuela de Crotona. Nunca en tan pocos versos se incluyó tanta sabiduría y por esto se denominan VERSOS DE ORO. La presente traducción del griego es de Jenaro Abuda y se publico en la revista “Sophia” de Madrid en 1912.

Los orígenes exactos de los versos dorados son desconocidos y existen opiniones diversas respecto a su datación. Parece que los versos podrían haber sido escritos como muy pronto en el siglo III a. C. pero su existencia, tal y como los conocemos, no está confirmada antes del siglo V d. C.

Los neoplatónicos utilizaron los versos como parte del programa preparatorio de instrucción moral y existe un cierto número de comentarios neoplatónicos a los versos

Hay un paralelismo entre los cuatro primeros Versos de Oro con los primeros mandamientos según la visíon judeo-cristiana.

  • Honra a los dioses inmortales del modo establecido por ley. (amarás a Dios sobre todas las cosas, versión judeo cristiana).
  • Venera el juramento y también a los nobles héroes. ( No tomarás el nombre de Dios en vano, ver. jud-cris)
  • Y lo mismo a los genios subterráneos, de acuerdo con los ritos tradicionales. (Santificarás las fiestas. ver. jud-cris)
  • Honra a tu padre y a tu madre, así como a tus parientes. (Honrarás a tu padre y a tu madre ver. jud-cris)

 
Honra, en primer lugar, y venera a los dioses inmortales,
a cada uno de acuerdo a su rango.
Respeta luego el juramento, y reverencia a los héroes ilustres,
y también a los genios subterráneos:
cumplirás así lo que las leyes mandan.
Honra luego a tus padres y a tus parientes de sangre.
Y de los demás, hazte amigo del que descuella en virtud.

Cede a las palabras gentiles y no te opongas a los actos provechosos.
No guardes rencor al amigo por una falta leve.

Estas cosas hazlas en la medida de tus fuerzas,
pues lo posible se encuentra junto a lo necesario.

Compenétrate en cumplir estos preceptos,
pero atiénete a dominar
ante todo las necesidades de tu estómago y de tu sueño,
después los arranques de tus apetitos y de tu ira.

No cometas nunca una acción vergonzosa,
Ni con nadie, ni a solas:
Por encima de todo, respétate a ti mismo.

Seguidamente ejércete en practicar la justicia, en palabras y en obras,
Aprende a no comportarte sin razón jamás.

Y sabiendo que morir es la ley fatal para todos,
que las riquezas, unas veces te plazca ganarlas y otras te plazca perderlas.

De los sufrimientos que caben a los mortales por divino designio,
la parte que a ti corresponde, sopórtala sin indignación;
pero es legítimo que le busques remedio en la medida de tus fuerzas;
porque no son tantas las desgracias que caen sobre los hombres buenos.

Muchas son las voces, unas indignas, otras nobles, que vienen a herir el oído:
Que no te turben ni tampoco te vuelvas para no oírlas.
Cuando oigas una mentira, sopórtalo con calma.

Pero lo que ahora voy a decirte
es preciso que lo cumplas siempre:
Que nadie, por sus dichos o por sus actos,
te conmueva para que hagas o digas nada que no sea lo mejor para ti.

Reflexiona antes de obrar para no cometer tonterías:
Obrar y hablar sin discernimiento es de pobres gentes.
Tú en cambio siempre harás lo que no pueda dañarte.

No entres en asuntos que ignoras,
mas aprende lo que es necesario:
tal es la norma de una vida agradable.

Tampoco descuides tu salud,
ten moderación en el comer o el beber,
y en la ejercitación del cuerpo.
Por moderación entiendo lo que no te haga daño.
Acostúmbrate a una vida sana sin molicie,
y guárdate de lo que pueda atraer la envidia.

No seas disipado en tus gastos
como hacen los que ignoran lo que es honradez,
pero no por ello dejes de ser generoso:
nada hay mejor que la mesura en todas las cosas.

Haz pues lo que no te dañe, y reflexiona antes de actuar.
Y no dejes que el dulce sueño se apodere de tus lánguidos ojos
sin antes haber repasado lo que has hecho en el día:
“¿En qué he fallado? ¿Qué he hecho? ¿Qué deber he dejado de cumplir?”
Comienza del comienzo y recórrelo todo,
y repróchate los errores y alégrente los aciertos.

Esto es lo que hay que hacer.
Estas cosas que hay que empeñarse en practicar,
Estas cosas hay que amar.
Por ellas ingresarás en la divina senda de la perfección.
¡Por quien trasmitió a nuestro entendimiento la Tetratkis*,
la fuente de la perenne naturaleza.

¡Adelante pues! ponte al trabajo,
no sin antes rogar a los dioses que lo conduzcan a la perfección.
Si observares estas cosas
conocerás el orden que reina entre los dioses inmortales y los hombres mortales,
en qué se separan las cosas y en qué se unen.

Y sabrás, como es justo, que la naturaleza es una y la misma en todas partes,
para que no esperes lo que no hay que esperar,
ni nada quede oculto a tus ojos.

Conocerás a los hombres,
víctimas de los males que ellos mismos se imponen,
ciegos a los bienes que les rodean, que no oyen ni ven:
son pocos los que saben librarse de la desgracia.
Tal es el destino que estorba el espíritu de los mortales,
como cuentas infantiles ruedan de un lado a otro,
oprimidos por males innumerables:
porque sin advertirlo los castiga la Discordia,
su natural y triste compañera,
a la que no hay que provocar, sino cederle el paso y huir de ella.

¡Oh padre Zeus! ¡De cuántos males no librarías a los hombres
si tan sólo les hicieras ver a qué demonio obedecen!

Pero para ti, ten confianza,
porque de una divina raza están hechos los seres humanos,
y hay también la sagrada naturaleza que les muestra y les descubre todas las cosas.
De todo lo cual, si tomas lo que te pertenece,
observarás mis mandamientos,
que serán tu remedio, y librarán tu alma de tales males.

Abstiénete en los alimentos como dijimos,
sea para las purificaciones, sea para la liberación del alma,
juzga y reflexiona de todas las cosas y de cada una,
alzando alto tu mente, que es la mejor de tus guías.

Si descuidas tu cuerpo para volar hasta los libres orbes del éter,
serás un dios inmortal, incorruptible,
ya no sujeto a la muerte.
 

*Nota: Tetraktys o Cuaternidad. Número sagrado y fundamental de lossegidores de Pitágoras por el cual juraban su fidelidad. Simboliza la unidad origen y principio, la dualidad de las oposiciones y las complementariedades, y el triunfo de la trinidad, que finalmente se despliega en el universo del cuatro. 1 + 2 + 3 + 4 = 10, la unidad expandida en la manifestación, = 1 + 0 = 1, el retorno a la unidad del origen. N. del T. Pitágoras.

Publicado por:

Diario Masónico

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Comments

  1. Victorino Velazquez Aleman    

    Pitágoras, un de los Grandes Iniciados…

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