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LA INICIACIÓN MASÓNICA, REFLEXIONES SOBRE EL ENCUENTRO ESPIRITUAL


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LA INICIACIÓN MASÓNICA, REFLEXIONES SOBRE EL ENCUENTRO ESPIRITUAL

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Como sabemos; la masonería contemporánea o especulativa (fundada en 1717), es una escuela iniciática de carácter filosófico; que busca el perfeccionamiento del hombre.

Como institución; ha compilado lo mejor de cada una de las épocas de la historia en la que los masones se hicieron presentes, así mismo, ha tomado de otras escuelas iniciáticas las ceremonias; que considera son la puerta del sendero de la iluminación. Desde sus orígenes, con los antiguos constructores; cuya datación es muy muy antigua, quizás hace 12 milenios, se une su origen a su espiritualidad, es decir, el origen primigenio de la masonería es; Elevar templos a la Gloria de Dios y transcribir su espiritualidad a través de los símbolos (Christian Jacq).

A partir de aquí, podemos decir; que el masón surgió cuando construyo su primer templo. Partiendo de esta premisa, su vida espiritual fue plasmada en las sagradas paredes de su templo. La unión que produjo el encuentro de un hombre que busca y un Dios que sale al encuentro, trajo consigno el origen de la espiritualidad. Es ahí, donde se edifica la masonería; desde una Teodicea Antropológica.

Los siglos posteriores; nos hablaran desviaciones y adiciones cuyos fines llegaron a encontrar variantes que se apartan de esta espiritualidad, hasta llegar a desterrar en algunos orientes, la idea de un G.´.A.´.D.´.U.´. siendo esto, solo una utopía más; el ateísmo (impedimento para ser iniciado) ciega la mente en vez de abrirla a dimensiones trascendentes¨ (Felipe Arizmendi Esquivel).

La premisa, pienso luego existo, edifica y alimenta los fines de una metafísica individualista y hedonista, que pervierte la búsqueda de una verdad que reside en el interior de cada uno de nosotros y que se confirma en los demás, cogito ergo sum, dudo luego pienso, pienso luego existo.

 

LOS FRUTOS DE LA INICIACIÓN

Son diversos los frutos que adquiere, desde el campo sensorial; intelectual, humano, familiar, ontológico y espiritual.

El camino del masón inicia con la preparación, con la dud;  con la inquietud fundante que motiva al hombre poseedor de ciertas dotes, reconocidas por sus demás compañeros, a ser invitado o acercarse, previo a este acercamiento, existe la duda; y ahí comienza el conocimiento. Vemos en un acto seguido la disposición del para la ceremonia de iniciación, la cual comienza desde el recipiendario. Lo demás, ya lo conocemos, vivimos, actualizamos y estudiamos.

¿cuál es el fruto de esta ceremonia? ¿qué surge después de ella?

1. SENTIR

El iniciado, es un hombre que comienza a sentir, a percibir; es el sentido del tacto se agudiza al tener los ojos vendados, en este espacio y momento el exterior se convierte en incertidumbre y el interior en su única salvación.

2. BUSCAR

¿cuántas veces somos un faro de preguntas, desde que comer, desde a donde ir, desde que ponerme hasta que pensar y que decir? Buscamos soluciones a los momentos y problemas cotidianos; la iniciación nos enseña a buscar. Visita interiola terra rectificando invenies occultum lapidem. ¿de donde vengo y hacia donde voy? Pensar para que voy hacia ahí, mucho podemos encontrar por las diversas fuentes de información; pero la iniciación nos enseña que el camino de la búsqueda del masón inicia en su interior.

3. MIRAR

Al quedar despojado de la venda que nublaba su vista, el iniciado, comienza a mirar; a partir de ese abrir de ojos en el que se encuentra ante la gran luz y los aceros desenfundados. Existe toda una construcción fenomenología sobre la mirada, pero ¿cómo es que impacta nuestra vida el mirar?

Bueno, en la recepción del mismo nos damos cuenta que nada es lo que parece, y después de la ceremonia comenzamos a ver de otra forma el mundo, nuestro mundo, ese camino hacia las gradas del templo se vuelve nuevo; nuestra casa, oficina, familia, amigos, quedan renovados a través de este abrir de ojos.

En masonería, cada una de las enseñanzas se basa en mirar, mirar los símbolos; e interpretarlos, en mirarnos, de la mirada seguirán otros ejercicios y frutos, tales como la contemplación, observación, visión. Cada uno de ellos a partir de la óptica que nos descubrirá la masonería.

4. CALLAR

Que importante el silencio en un mundo que vive en el escándalo; que participa y expone el ruido, desde el ordenador, móvil, auto, en el espacio aéreo, desde nuestras casas, esa falta de silencio externo impide al hombre poder escuchar, escuchar el silencio atroz que le expone su interior. El masón, el iniciado, guarda silencio y debe de responder solo cuando se le pregunta de forma directa, aprende a silenciarse; a conocerse.

5. OSAR

Atreverse, de la penumbra y la incertidumbre nace el valor de atreverse; de ir y continuar en nuestra iniciación, en nuestro camino, en el cual. Juega un elemento primordial: tener la valentía para dejarse CONDUCIR, el masón es hombre de acción, y en esa acción, comprende que su caminar no es en soledad no es a través del individualismo, sino del encuentro, del tomar de la mano para avanzar en comunidad; tener el coraje para conducir su vida y por tanto conducir a nuestros hermanos profanos.

Estos frutos descritos, conforman la familia de un conjunto de frutos masónicos que obtenemos; cada quien, desde su realidad, desde su experiencia, los ira agrupando y perfeccionando.

Los verbos del mago, saber, querer, osar y callar, que en hebreo se traduce al antiguo axioma ¨Nar Traba Hasui Ma¨; marcan la pauta del peregrinar masónico.

 

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA ESPIRITUALIDAD MASÓNICA

La espiritualidad es una cualidad del hombre racional, el ser humano dotado del germen de la razón, posee la aptitud para encontrarse con ese elemento fuente de la creación; artífice y generador del dinamismo rector del universo.

La espiritualidad no va ligada a la religión, sino a la experiencia primaria del encuentro con un ser espiritual, que en el común de los casos; se da en el entorno de una convicción o idea religiosa.

Desde pequeños, cada uno de nosotros; se desarrollo bajo una convicción religiosa diferente. Esta experiencia de Espiritualidad primigenia, nos enseño que era Dios, como era su forma, cual es su papel en el mundo; que soy frente a el. A esta etapa se lo podría llamar, espiritualidad infantil. En el transcurso de nuestras vidas, conforme al trato y contacto con los demás, conocemos diversas formas de experiencias espirituales o manifestaciones religiosas que influirán en nuestra forma de ver y creer, ya sea para mejorar o para demeritar, toca al hombre elegir, si permanece o cambia; mutando su convicción.

Esto muchas veces se debe al desconocimiento o intención de adentrarse en el estudio de su convicción religiosa, algunos (y es lo mas deseable) a través de experiencias fundantes, reconvienen su forma de creer y encuentran en el gran abanico espiritual, aquella que responde a su necesidad de creer y de sentir; para dar sentido a su caminar.

La masonería, al no ser una religión, posee una espiritualidad evolutiva que ha compilado lo mejor de si a lo largo de los siglos y cuyo vademécum constituye el manantial y cumbre del peregrinaje masónico.

Ella (la masonería) no nos pide renunciar a nuestra espiritualidad (ya sea adolescente o madura) sino que; nos invita a encontrarnos, a ir hacia las fuentes, a partir de la duda y situarnos (por una experiencia ceremonial y decisiva), en el curso de una espiritualidad madura, es decir; de encontrar al hombre que se esconde bajo el niño.

Madurar, es crecer, es encontrar; es aprender, es guiar y caminar con los ojos cerrados, a eso nos invita la espiritualidad masónica en ese encuentro, en ese primer contacto humano, fundante, no con un dios, sino con un constructor con la verdad que reside en cada uno y en el universo mismo. Es por ello, que el mason experimenta cambios o mejoras en sus deseos, acciones; palabras y obras.

No es por acción y efecto de la consagración frente al ara; sino por la potencializacion de sus cualidades previas y desarrolladas en el mundo profano, no hay que olvidar que nacimos profanos, y en el mundo profano abrazamos nuestra realidad para trabajar en ella desde el espíritu masónico.

Existe una reconvención de nuestro ser y no una conversión de nuestra esencia.

Aun así, el masón puede incurrir en la falta de consciencia grave de buscar otros caminos que satisfagan su hambre espiritual, cayendo en analgésicos baratos que vayan nutriendo al igual que un globo aerostático, el tanque de gas que infle su interior, pero que, corre el alto de riesgo de que cuando se encuentre en su punto más alto, el gas se acabe y el globo termine por desplomarse, la verdadera espiritualidad nos invita a saber elevarnos a esas dimensiones trascendentes sabiendo estar alerta para detectar cuando el gas se este acabando y saber descender a la tierra para cargase, es interesante, que entre varios expositores, en particular Charles de Theilhard nos hable de la necesidad de comprender y entender nuestra historia natural para poder despertar a la evolución espiritual.

Así, es en la tierra, es en el mundo donde encontramos las herramientas para cargarnos y elevarnos solo por un instante, probar de lo rico que es estar entre la tranquilidad de lo alto, contemplar el horizonte y volver con una visión nutrida para responder a los retos que como masones.

Se nos van presentando en el mundo profano, hoy, en estos tiempos en que se necesita tener fe y convicción en algo que no sea destructible ni efímero, la sociedad nos reta a no perder el sentido de nuestra propia vocación masónica, a ser fieles, en un solo lenguaje, sin adjetivos ni dobles intenciones, a probarnos en el valor de ser hombres que van ganando libertad, hombres que son capaces de definir sus días y surcar entre la intensidad de las olas que con bravura golpean nuestra balsa, una balsa que es fuerte en la medida en que sostengamos entre todos el timón. Quizás la fraternidad sea la salvación de un mundo que se relativiza.

Seamos pues, testigos y agentes de esa verdadera fraternidad, la hermandad masónica.

 

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M.´.M.´. Luis Ángel Sámano Ábrica

 

Tijuana, B.C. a  05 de Octubre de 2017 E.´.V.´.

Publicado por:

Diario Masónico

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