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Derechos Humanos: EE. UU. intenta por cuarta vez ejecutar al preso que denunció ante el Supremo la inyección letal


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Derechos Humanos: EE. UU. intenta por cuarta vez ejecutar al preso que denunció ante el Supremo la inyección letal

 

 

 

  • La gobernadora de Oklahoma aplazó la muerte de Richard Glossip minutos antes de su ejecución por problemas con una sustancia de la inyección letal
  • Georgia mató el miércoles a la primera mujer en 70 años, Kelly Gissendaner, y otras cinco ejecuciones están planeadas en EEUU para los próximos seis días
  • A las críticas a la crueldad del proceso de la pena de muerte se suma una gran campaña que defiende que existen dudas sobre la culpabilidad de Glossip

 

Laura Olías/eldiario.es

La pena de muerte en Estados Unidos: «Buscan una forma de matar que no parezca bárbara»

Esperando a morir. Así, en calzoncillos, después de dejar todas su pertenencias y a minutos de ser ejecutado, a Richard Glossip le anunciaron este miércoles que se retrasaba su muerte. Otra vez. Afrontaba su tercera fecha de ejecución y era la segunda vez que detenían la cuenta atrás el mismo día en que estaba planeada la inyección letal. Esta ocasión fueron tan solo minutos antes. Glossip, acusado de planear la muerte de su jefe, cuenta con una gran campaña en contra de su ejecución por la debilidad de las pruebas que le relacionan con el crimen. Los detractores de la pena de muerte condenan además la crueldad del propio proceso que, si nada lo impide, volverá a someter a Glossip al mismo estrés, a recorrer sus últimos pasos, el 6 de noviembre.

La familia de Richard Glossip, de 52 años, acudió este 30 de septiembre a las puertas de la penitenciaría de Oklahoma en la que iba a ser ejecutado. Y, esta vez, pensaban que lo sería. Glossip está acusado de ordenar matar a Barry Van Treese, su jefe en un motel, en 1997. El asesino confeso, Justin Sneed, un joven de 19 años que trabajaba en el motel haciendo tareas de mantenimiento, afirmó que Glossip le había ordenado ejecutar el crimen a cambio de dinero. La palabra de Sneed –que al señalar a Glossip sustituyó la pena capital por cadena perpetua– es la mayor prueba que relaciona al condenado a muerte con el caso.

Richard Glossip también es conocido porque fue uno de los que recurrió (sin éxito) la inyección letal con una sustancia –el midazolam– ante la Corte Suprema de los Estados Unidos. Acudió al tribunal garante de la Carta Magna porque considera la pena con este componente «un castigo cruel», algo que prohíbe su texto.

Los demandantes recurrieron a la justicia después de que Clayton Lockett fuera ejecutado en Oklahoma con esta sustancia, que interviene en la primera fase de la inyección letal (la anestésica, para supuestamente evitar una muerte dolorosa). Lockett estuvo agonizando 43 minutos sin que el sedante tuviera el efecto esperado, tuvo convulsiones y se retorció antes de morir de un ataque al corazón.

Campaña sobre su inocencia

Además, Richard Glossip defiende su inocencia y ha encontrado un gran respaldo en la monja Helen Prejean, una activista muy conocida en contra de la pena capital en Estados Unidos y que inspiró la película  Pena de muerte (1995). Prejean inició una campaña para defender la inocencia de Glossip, que ha apoyado (entre otras personas) la actriz Susan Sarandon, que desempeñó su papel en el filme.

Un reciente testimonio de un compañero de prisión de Justin Sneed, que declaró que éste presumía entre rejas de haberse librado de la inyección letal a costa de Glossip, consiguió la suspensión de su ejecución el pasado 16 de septiembre. El aplazamiento, de dos semanas, pretendía analizar las nuevas pruebas pero, al final, ni este recurso ni las otras apelaciones de la defensa de Glossip al Tribunal Supremo han prosperado.

El 30 de septiembre, con ninguna oportunidad a la vista para escapar de la ejecución –más allá del poder la gobernadora del Estado, que ya había declarado que no salvaría a Glossip de la inyección–, el reo inició por tercera vez el protocolo de la muerte programada por el estado. La última comida, el despojo de sus pertenencias, la espera final. Pero, minutos antes de pronunciar sus últimas palabras, se paró su ejecución.

«No me decían nada. Al final, alguien vino y me dijo que tenía un aplazamiento», dijo Glossip a periodistas en una entrevista telefónica, según la agencia AFP. La gobernadora Fallin tuvo que ordenar un aplazamiento en el último momento porque una de las sustancias de la inyección (la que paraliza el corazón) no era la que usa el estado de Oklahoma habitualmente. Tenían que revisar los protocolos y comprobar si esta materia también era ‘apropiada’: Glossip tiene 36 días más de vida.

Sus abogados, aunque aliviados por el tiempo de margen, criticaron la opacidad de todo lo que rodea a la pena de muerte. ¿Cómo podía haber recibido la cárcel una sustancia diferenete (y al parecer no autorizada) el mismo día de la ejecución? Por ley, Oklahoma decreta secreto sobre sus proveedores en el proceso de la pena capital.

Publicado por:

Diario Masónico

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