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¿NOS GUÍA EL ESPÍRITU MASÓNICO O EL EGOISMO PATOLÓGICO?


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Diario Masónico. Marbella, 15 de agosto de 2019

R.H. José Carrasco y Ferrando

Pasado Gran Hospitalario, Pasado Gran Maestro Provincial de la Gran Logia Provincial de Andalucía (dos veces) y Pasado Gran Asistente del que fue Gran Maestro de la Gran Logia de España,  José Carretero.

Pertenecí, de manera ininterrumpida, a la GLE desde tiempos de su primer Gran Maestre (PGO) hasta el pasado mes de julio, cuando presenté la Plancha de Quite, no sin verdadera pesadumbre, al considerar que había llegado el momento de volver temporalmente sobre mis pasos en solitario al no poder seguir compartiendo la misma andadura con aquellos HH, con responsabilidad institucional que, a mi parecer, mancillan reiteradamente los principios establecidos en la Orden.

Por lo que, estando ahora en “sueños”, hago una reflexión generalizada respetando la opinión de los demás Hermanos/nas, aunque otros no la compartan.

La grave crisis de valores que el mundo está atravesando tampoco es ajena a las instituciones iniciáticas y filosóficas, como es la Francmasonería, sin distinciones. Y ello, sólo puede comprenderse desde su interior si encarnamos el mensaje contenido en sus principios, tradiciones, en el código simbólico, ritual y místico constitutivo de su propia identidad más esencial.

La sociedad masónica, como otras organizaciones, posee su lugar dentro del espacio de los diferentes niveles de conciencia que exigen sus postulados, dentro del “pluralismo motivacional”; y se distingue de las demás por ser esencialmente Iniciática, tanto espiritual como psicológicamente, alejándose de todo amago de rivalidades, intrigas, soberbias, vanidades e injusticias, típico de las asociaciones puramente profanas. Es por ello que, el sistema de su régimen interno, como de los comportamientos de sus miembros, debería ser cónsono con el nivel de conciencia que predican sus principios. Siendo actualmente innegable, por lo que está sucediendo, que no estamos operando como deberíamos al haber dejado de ser conscientes de lo que representa pertenecer y comportarse de acuerdo a las exigencias de una institución como la nuestra.

La Masonería, sin discriminaciones, no es, como piensan algunos, una reliquia del pasado que hay que cambiarla y darle un maquillaje cursi a través de las redes sociales, como si se tratara de comercializar un producto, sino que representamos una tradición iniciática viva y actuante, opuesta a toda exhibición chocarrera. Con esto no quiero decir que la Orden, como entidad, no se deba abrir a la sociedad; pero hay que hacerlo con elegancia, formalidad, prudencia y sabiduría.

Considero que las causas esenciales de todo verdadero conflicto, se originan siempre en el nivel primario de la conciencia, en correspondencia con la conducta tanto colectiva como individual de los Hermanos/nas, y no en las causas accesorias que sólo son el fiel reflejo de aquellos primeros motivos que los produjeron.

Me remito, desafortunadamente, a todos esos sucesos reiterados a través de los medios de difusión tradicionales como también en la redes sociales sobre los desatinos, como igualmente en las mojigangas, efectuadas por un máximo representante de una Gran Logia, a la que se llama “regular”; y asimismo en aquellos desafueros repetidos en su seno, cuyos resultados han producido un verdadero daño y desunión dentro de ella. Por lo tanto, nada de esto hubiera ocurrido si hubiera habido una toma de conciencia de altura en las personas que lo originaron. Y eso demuestra, sin lugar a dudas, quiénes son los verdaderos maestros y quiénes ostentan mandiles, de cualquier color y procedencia foránea, de maestros sin serlo.

Con ello no pretendo juzgar el camino que recorren otros, sino que hago un discernimiento sobre los escenarios que se vienen sucediendo, siendo obvio que vivimos en un periodo enigmático. Es por ello, que los representantes de cualquier Orden masónica deberían de evitar, a toda costa, caer en hechos escabrosos, de abusos y manipulaciones, porque de esa manera solo tienden a calcinar la institución, debido a que la relación entre la sociedad abierta a la que sirve la Institución, y la imagen que se percibe desde el exterior, dependerá de lo que haga dicha Orden, de lo contrario será denostada

A través de este medio de comunicación publiqué un artículo, a principios de 2018, titulado: “Todas las estructuras y cargos son eventuales”, en el que hablaba, entre otras cosas, sobre lo pernicioso que es cuando alguien padece de un ego patológico, pues la ceguera del “yo”, incrementada cuando se tiene una posición privilegiada, no deja ver el daño que se inflige a sí mismo como a otros; y además, enreda las opiniones con hechos siendo incapaz de ver la divergencia entre un suceso y la reacción que comporta el mismo.

Cabe señalar que una de las características de este trastorno enfermizo es su habilidad para seducir, engañar y manipular a su antojo a los demás, al creerse superior a los otros.

Tenemos un código ético masónico que nos brinda la oportunidad de comprometernos a respetar determinados principios y convencimientos para hacernos mejores y así poder ser útiles a la sociedad, en bien del progreso. Sin embargo, la persona que padece este tipo de perturbación , como en sus variantes más agudas, sabiendo muy bien distinguir entre lo que está bien y lo que es errado, prefiere no arrogarse ninguna ética, pues no se siente atañido por más moral que la que ella impone.

Como sabemos, tanto en el ámbito político, en el seno de algunas religiones, ideologías fundamentalistas, entidades espirituales, como también sucede en determinadas instituciones masónicas y colaterales, existen personajes que utilizan un disfraz distinto, según el papel que desempeñan; uno de ellos es, utilizando una alegoría, el del típico “camaleón”, suele ser el que más abunda, pues hace de la patraña su “modus vivendi”. El otro disfraz, es el de comediante “mesiánico” que utilizando su autoridad, se convierte también en el inductor de muchas desventuras.

Pienso que, para hacer que las cosas que no funcionan bien en una asociación puedan cambiar, no depende, con todos los respetos, sólo de la opinión variopinta que tengan sus miembros, sino que debe existir una implicación directa de los mismos para entrar en el meollo de los hechos y actuar para restablecer los fines e intereses propios de la entidad por encima de los beneficios en los que incurra cualquier componente, y, por supuesto, antes que la nave se vaya a pique.

Ante un panorama calamitoso en que se pueda encontrar  una institución, sus miembros no deberían quedarse distantes y atónitos, sin involucrarse, manteniéndose sujetos al albur del factor tiempo cambiante o a la espera de la decisión de un tercero que venga a tutelar los intereses del organismo y resuelva la situación.

Creo que un verdadero maestro debe asumir los compromisos contraídos con su Orden, mientras que si actúa de modo indiferente o ingenuo será incapaz de atribuirse su responsabilidad al proceder desde su más profundo egoísmo.

Y ante un contexto de clamor por los abusos que pudiera cometer algún dirigente, lo deseable sería que, por el bien general de la comunidad, éste descendiera del pedestal de la ambición personal, por voluntad propia y no por obligación, y así poder recobrar la dignidad y la paz en la asociación. Sinceramente qué peligrosa es la embriaguez cuando se llega a ser un máximo responsable de cualquier institución, y se pierde el sentido de ser un auténtico Magister, es decir aquel que es más sabio y justo, más grande intelectual y espiritualmente.

Es una realidad que, en todos los ámbitos de la sociedad humana, y en concreto en cada Orden masónica, hay varias corrientes que se interfieren, pero juntas deberían garantizar la unidad y el desarrollo de su actividad; dejando a un lado la egolatría, personalismos y la rivalidad para centrarse en la cooperación.

Me permito recordar a los Hermanos/nas que, en una Institución Masónica, su estructura es más que la suma de sus miembros.

Es decir, el espíritu masónico de cooperación es el cemento primordial que nos compromete a mantenernos unidos y facilitar a cada uno el conseguir sus mayores logros, en beneficio de la Orden y siempre con la ayuda de los demás; pues dichos fines no podría lograrlos actuando individualmente por sí mismo. Es en este punto donde la naturaleza de la competencia debería ser benefactora, o sea, que fuera para hacernos mejor y dar nuestro máximo potencial a la entidad. Ya que, desde la base, para poder sostener firme y sin fisuras cualquier asociación, es imprescindible que exista un respeto inexcusable de sus estatutos, principios, de la colaboración, la confianza y el diálogo. Y si esto no se cumple, ¿acaso pueden mantenerse durante más tiempo unas posiciones personalistas inestables frente a la estructura unida de cualquier institución?

En cada momento de la vida se nos brinda la oportunidad para la renovación cuando una asociación de esta índole está alterada, con objeto de que su naturaleza, esencia y carácter espiritual masónico intrínseco prevalezca en el tiempo. Que el G.A.D.U. nos ilumine, que buena falta nos hace.

El Dr. José Carrasco y Ferrando es Abogado, Criminólogo y Anatheorógolo. Ex Profesor de la UNED (España) y de la USB (Venezuela). Miembro Federación Periodistas y Escritores (FEPET)

Publicado por:

Diario Masónico

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Comments

  1. Esteban Calatayud    

    Pienso que dar poder a una persona o conjunto de personas sin tener en cuenta al total es un error.
    El poder de pensamiento en un grupo o conjunto de personas está en el total, todas las opiniones en un mismo sentido, suman.
    La dirección, el mismo camino, por el bien, es la clave de la evolución.
    Construir por y para el bien de todos.

  2. Ricardo Melgarejo    

    Lastimosamente eso esta pasando en varias partes del mundo!!

  3. WILSON DEL CASTILLO    

    No es fácil entender lo que es una INICIACIÓN , y menos desarrollar las cualificaciones de un iniciado real. La mayoría de nuestros QQ:. HH:. quedan como iniciados virtuales. Mmuy lamentable pero comprensible con el entendimiento del caliyuga. La Masonería como Orden Iniciática nos aporta muchísimo para estructurar un modelo epistémico trascendente, pero se requiere tener cualificaciones y VOLUNTAD para transitar el camino del iniciado, Entendido esto no nos debe extrañar que existan QQ:. HH:. con muchos grados pero no cualificables.
    Te sugiero que continúes tu búsqueda, la Francmasonería te aportará todo lo que necesites «Golpead y se os dará».

  4. Rafael f.c.    

    Leyendo este magnífico articolo, recordé la carta que hace poco se publico de un Masón miembro de la GLE.

    Aquí les dejo un extrato de dicha carta, creo que va en sintonía con este artículo.

    El obsesivo falso Poder
    Cuando alguien se aferra al poder, como hace el GM. Oscar de Alfonso obviamente no lo hace solo, sino que tiene un conjunto de personas que se comportan como ovejas, en este caso que asienten ante esa toma de poder. El asentir tiene que ver con el no atreverse a cuestionar o plantear las ideas o su propia percepción, pero este conjunto de personas que sostienen al que mantiene el poder o bien son beneficiarias del mismo, y por eso Callan, o bien en el caso de la estructura masónica guardar el valor del silencio malentendido. No obstante desde mi punto de vista cuando alguien mantiene una obcecación con un lugar que ya no le corresponde, que es criticado ,que no es bien visto, es obviamente por que El ha conseguido en su yo imaginario en su yo Real obtener el poder, que el poder para él es el pleno de la libertad, gran error , cuando uno no tiene poder interno automáticamente se aferra al externo, cuando uno no tiene poder interno el cual se va fraguando a traves de lo que uno va evolucionando, se aferra al poder externo, alguien que se aferra al poder externo y esto tiene que ver con las propias “carencias” que como todos podemos tener, en la infancia uno tuvo, corresponde a una persona que nunca fue vista o él no se consideró visto, corresponde a una persona que desde él nunca fue aplaudida, nunca fue el mejor, nunca fue el que destacó en el colegio ,nunca fue el que fue admirado. Como nunca fue eso o lo fue pero él no lo percibió, no lo sintió, en el momento que sale a lo externo con intención o sin ella, entra en una estructura, en este caso Masonica ,una estructura donde cada vez se da mas cuenta qué es valorado, que es tenido en cuenta y empieza a centrarse un objetivo y es que si lo externo me permite tener un poder determinado que yo mismo no siento dentro de mí, porque estoy desvalido, o me siento que soy nada, me siento que no valgo para nada, automáticamente “cojo la estructura como mi falso yo”, cojo la estructura y desde ahí mi ego engorda, cojo la estructura y la utilizo. El problema no es que él coja la estructura, el problema es que la estructura sea él, por qué los demás que forman parte de esa estructura automáticamente le siguen, automáticamente la aplauden, automáticamente callan. Obviamente llega una confusión donde uno cree que el poder es él, donde uno cree que las estructura es él, donde uno cree que puede hacer todo y no tiene límites. El gran problema es que uno se confundió con la estructura y por lo tanto dejo de ser el Ser que es para ser una estructura.
    Una estructura no vale nada automáticamente se diluye y si la estructura se diluye yo me quedo diluido entonces no soy nada, por eso automáticamente me aferro a ese poder, el abuso es el propio poder que no me emana, es que si no tengo ese poder no soy nada, por eso aparentemente parece que se abusa pero el abuso de poder viene determinado por quienes se dejan abusar del mismo,
    Automáticamente no hay dictador sin personas que le aplaudan por lo tanto es cierto que quien abusa del poder, es cierto que quien trabaja de una manera dictatorial, es cierto de quién se toma todas las libertades dentro de la cúspide de una estructura , obviamente se cree que es la estructura y no la va a abandonar porque” el día que no la tenga, quién es él”, para él es nadie, de ahí que se sujete en su lugar en la estructura, pero insisto automáticamente los que están fuera, los que forman parte de su estructura, los que forman parte de esa institución ¿dónde están? si lo permiten ¿porque es? porque algún beneficio también sacan, por qué se creen que también son parte de algo importante, porque tienen la mismas carencias que este señor que ilumina la cúspide, las carencias ¿cuáles son?: el ser reconocido, el ser querido, el ser recordado , el creer que soy alguien, los aplausos me llenan , es lo que me hace vivir, mis propuestas atendidas porque si no son atendidas, ya me voy a encargar yo de que lo sean, ese es mi EGO y algo mucho más que el ego y es que creo que soy ese , y ese no soy yo. De ahí que y concluyó emocionalmente hablando, cuando creo que soy alguien si me quitan es algo que me sujeta simplemente me muero. Por otra parte cuando yo estoy en una institución y mantengo el poder e intento trasmitir una seríe de valores, una serie de principios, una serie de maneras de hacer, es obvio que lo puedo hablar, lo puedo escribir, lo puedo publicar y lo puedo hacer llegar a todo el mundo, lo puedo hacer expandir, pero no lo puedo transmitir porque el que no tiene, no lo puede dar. Yo no puedo ser claro porque no lo soy conmigo, yo no puedo ser transparente porque no lo soy conmigo, yo no puedo ser honrado, porque no lo soy conmigo, yo no puedo ser humilde por qué no lo soy conmigo, yo no puedo ser servicial porque no soy servicial siempre hay un interes atrás .
    Cuando uno pierde el sentido de lo que está haciendo, cuando uno pierde el sentido de la institución, cuando uno pierde el sentido de su tarea dentro de la estructura, porque solamente se fija en lo que a él le aporta dentro de lo que es su objetivo que es ser resplandeciente delante de los otros, porque delante de mi mismo no lo soy, Automáticamente una vez perdido el sentido ya carece su presencia de sentido, por lo tanto no nos ofusquemos, simplemente reflexionemos que el que no tiene que estar, no ha de estar y si permitimos que siga estando será porque cada una de nosotros desde algún lugar obtiene algo.

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