Uno de cada seis condecorados con la Cruz Victoria en la Primera Guerra Mundial fue masón

A lo largo de la Primera Guerra Mundial, un enfrentamiento que movilizó a 70 millones de militares, 627 de ellos recibieron la Cruz Victoria, la máxima condecoración británica al valor frente al enemigo.

En vísperas del centenario del final de la Gran Guerra, se ha puesto en marcha una iniciativa nacional para honrar con monumentos conmemorativos la valentía de cada uno de estos héroes y proporcionar un legado duradero que permita entender a cada comunidad como contribuyó al esfuerzo de la Gran Guerra.

La investigación en torno a los 627 ha aportado una conclusión sorprendente: uno de cada diez condecorados era maestro masón de la Gran Logia Unida de Inglaterra y uno de cada seis maestro masón de alguna de las Grandes Logias de aquel Imperio Británico. Los nombres de los 64 ingleses han sido ahora honrados, como ejemplo de los valores y el compromiso con el deber que la Orden exige a sus miembros. El monumento conmemorativo fue descubierto por el Gran Maestro de la Gran Logia Unida de Inglaterra, Su Alteza Real el Duque de Kent, junto al icónico Freemasons Hall en Londres, un monumento construido en honor de los 3.225 masones británicos que murieron en la Primera Guerra Mundial.

La Cruz Victoria, fabricada con el bronce de los cañones capturados durante la Guerra de Crimea en 1856, es la mayor condecoración al valor que puede entregarse a los miembros de Fuerzas Armadas de los países pertenecientes a la Commonwealth. Su concesión no distingue de rangos ni clases, un valor compartido con la Masonería. Sólo se otorga por actos de extraordinario valor ante el enemigo que conllevan un riesgo extremo para la propia vida a propuesta de testigos directos del acto heróico.

Fuente: El Oriente