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Hablemos de Solidaridad


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Hablemos de Solidaridad

 

 

La Tolerancia y la Solidaridad son vínculos Masónicos que constituyen, sin lugar a dudas, unos de los rasgos más característicos con que se conoce a la Orden en la sociedad civil y uno de los pilares fundamentales de la sociabilidad Masónica.

Nosotros entre sí nos llamamos Hermanos, pero ¿se han preguntado ustedes por qué lo hacemos?

Somos hermanos en el sentido de la coincidencia de nuestros anhelos; lo somos por nuestro común ideal de fraternidad y solidaridad entre todos los hombres; además mantenemos un mismo sentido de humanidad, por un mundo donde impere la armonía y la paz.

Entonces debemos preguntarnos: ¿cumplimos toda esta bonita literatura? o sólo se queda plasmada como buenas intenciones retóricas en el papel de nuestra instrucción.

Veamos: Ser solidario supone ver las cosas, y a los otros, con los ojos del corazón o sea mirar de otra manera. Dejar de ver solo a otros, y aprender a colocarnos en el lugar del observado, sentir en nuestras propias carnes el trastorno por el que esté pasando, hacer nuestro el dolor ajeno e intentar apaciguarlo sin esperar siquiera reconocimiento.

En esta parte les reproduzco una fábula interesante:

“Un hombre muy rico fue a pedirle consejo a un Maestro, si debía seguir haciendo beneficencia toda su vida, ya que estaba cansado de que le pidieran y a la vez verse obligado a dar.

El Maestro le llevó de la mano hacia una ventana y le dijo: “-Mira a través del vidrio”.- El rico miró por la ventana a la calle.

El Maestro le preguntó: “-¿Qué ves?-“

El hombre le respondió: “-Veo gente-“.

El Maestro volvió a tomarlo de la mano y lo llevó frente a un espejo y le dijo:”-¿Qué ves ahora?-“

El rico le respondió: “-Ahora me veo yo-“.

El sabio Maestro le dijo:”-¿Entiendes? En la ventana hay vidrio y en el espejo hay vidrio. Pero el vidrio del espejo tiene agregado un poco de plata para que refleje. Y cuando hay un poco de plata uno deja de ver personas y comienza a verse solo a sí mismo-“.

Cuando llega este momento QQ.:HH.: o sea cuando nos vemos a nosotros mismos y no al de al lado (y no tomemos literalmente como dice la fábula solamente por la plata o dinero sino por otras cosas como creernos por ser más ilustrados, porque tenemos trabajos importantes, grandes títulos, apellidos ilustres, linaje, alcurnia, etc. que también son metales muy pesados en nuestra orden, o simplemente porque somos masones) comienza a alejarse esta virtud que es la solidaridad.

Reflexionemos un poco más, mis hermanos, y entendamos entonces mejor lo que es esta palabra denominada Solidaridad: La Solidaridad es un deber y un derecho de todos y cada uno; pero no es solamente eso. Si abordamos esta noción solamente en términos de deberes y derechos, ignoramos al corazón y la vivimos de una manera exclusivamente cerebral.

Sigamos definiendo y entendiendo mejor:

Se define también la solidaridad como el valor que consiste en mostrarse unido a otras personas o grupos, compartiendo sus intereses y sus necesidades. A la larga la solidaridad se hace acompañante inseparable de la justicia, y esto acaba convirtiéndose en virtud cuando quien la practica lo hace de forma realmente desinteresada.

Ahora bien, en la Masonería, ¿cómo la catalogamos y visualizamos a la Solidaridad?:

La solidaridad es en la Masonería el eje conducente y piedra angular del trabajo a realizar por los Hermanos para proyectarlo como contribución para el mejoramiento total de la sociedad, cuya completa concreción está lejana, pues cuando ello ocurra todos los hombres serán libres, iguales y Hermanos.

Entonces, si es el eje fundamental en nuestra vida masónica, entendamos que la tenemos que desarrollar con nuestros Hermanos tanto en nuestros talleres como también, y muy importante, fuera de ellos.

No es suficiente llamarse Masón o ser miembro de una Logia para que los demás deban sentirse con derecho a exigir una manifestación de solidaridad en todos los campos de la vida. Es interesante, beneficioso y necesario entonces desarrollar esta condición ya que nos ayuda a ser más sensibles con todos, no solo con quienes nos resultan más cercanos.

Como les preguntaba al principio: ¿esto solamente se ha quedado en el papel?; y agrego una más: ¿se ha quedado para un día a la semana que nos vemos y únicamente tenemos una muestra de solidaridad y fraternidad como es un abrazo?

Al escribir estas líneas estuve pensando en algunas desgracias de las que no estamos exentos y que tuvieron que vivir hermanos nuestros, que pudieron ser aliviadas aunque sea con un simple aliento hacia un hermano, muchos de nosotros no hemos sido capaces de hacer esta simple acción. No hemos sido capaces de convertirnos nosotros mismos en los mensajeros del abrazo sincero y fraternal hacia el hermano que lo necesita, no hemos sentido como algo propio el sufrimiento del hermano. Cuando hagamos estas simples acciones comprenderemos la maravillosa virtud que es la Solidaridad.

Quiero en esta parte referirme a un párrafo que leí en el libro “Realidades Pequeñas, Mundos Concretos”, el autor dice, y con mucha propiedad, una frase que me llamó la atención: “La solidaridad está enferma”. Y miren el ejemplo que tenemos de este gran hombre libre pensador que en sus crónicas y escritos siempre puso al frente de su pluma la palabra solidaridad, ejerciéndola con valentía para reclamar altivo por los problemas de esta tierra, demandando siempre a sus autoridades y la sociedad para que sean más justas y solidarias, siempre luchando por esta noble causa, nunca por un bien común; éste es otro ejemplo de cómo un hombre sintió y practicó la Solidaridad, y miren, sin tener un mandil.

Para una enfermedad hay una cura, los responsables de ese quebranto somos nosotros mismos por lo tanto lo que debemos hacer entonces para recuperarla a la solidaridad es siempre estar cultivándola para que nunca desaparezca de nuestras vidas, practicarla siempre sin medir sus consecuencias, no olvidemos que la única diferencia a mi entender entre tolerancia y solidaridad es que la primera tiene límites y la segunda es infinita.

No piensen Queridos Hermanos que estoy criticando y juzgando actuaciones de miembros de Logias, no hermanos míos, solamente estoy viendo mi propia gran viga en mi ojo y las cosas, y hechos, que debo tener como prioridad si realmente pienso que soy masón. Lo correcto para un hombre libre y de buenas costumbres es que en tiempos de dificultades, obremos con el realismo, la cordura, el valor y la gallardía que el ideal Masónico exige.

Finalmente concluyo con esta frase de Miguel Delibes que dice:

“Es hermoso ser solidario por amor, pero a falta de esto, y aunque parezca una paradoja, tendríamos que serlo por egoísmo.”

Es mi palabra

Visto en: Masones en Lengua Española (Facebook)

 

 

 

Publicado por:

Diario Masónico

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