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¿La masonería es una religión?


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¿La masonería es una religión?

 

CHRISTIAN GADEA SAGUIER

No son pocas las personas que consideran a la organización masónica como un fenómeno religioso, delimitando el término «fenómeno» dentro de filosofía de Immanuel Kant, como lo que es objeto de la experiencia sensible.

Es decir, ven las prácticas masónicas como religiosas. ¿Es esto así o es una ilusión influenciada por el prejuicio y la ignorancia?

Para encontrar una respuesta, que logre levantar el velo del prejuicio y aporte luz a las tinieblas de la ignorancia, es necesario entender de qué se habla cuando se expresa «es una religión». La noción es tan basta y tan heterogénea que es inviable definirla en una nota para que se comprenda de una manera completamente satisfactoria. No obstante, unas ideas podrían encender la chispa investigadora en el lector para continuar leyendo otras al respecto.

Desde todos los rincones del mundo y en todos los ámbitos, llevamos años bombardeados con propaganda teológica, al punto que conozco personas totalmente heridas que no entienden la vida sin los dictados de una religión particular. Para brindarles un bálsamo, sería una buena acción definir qué es una religión, para luego comparar las características reunidas con las prácticas masónicas y lograr responder a la cuestión planteada en el título de este trabajo.

Según Emile Durkheim –uno de los fundadores de la sociología moderna– en Las formas elementales de la vida religiosa «una religión es un sistema solidario de creencias y prácticas relativas a las cosas sagradas; es decir, separadas o prohibidas, creencias y prácticas que reúnen en una misma comunidad moral a todos los que se adhieren a ellas». Esta definición centrada en las nociones de sagrado y comunidad nos ofrece el sentido amplio, sociológico o etnológico de la palabra religión.

Dentro de un sentido más restringido, menos etnológico que teológico o metafísico, algo como un subconjunto del primero postulado por el sociólogo francés, podría decirse que la religión es casi siempre una creencia en una o varias divinidades. Un conjunto organizado de creencias y de ritos referidos a cosas sobrenaturales o trascendentales y especialmente a uno o varios dioses; creencias y ritos que reúnen en una misma comunidad moral y espiritual a quienes se reconocen en ellos o los practican. ¿Se necesita integrar este subconjunto para ingresar a la Masonería?

Kant en sus postulados de la razón práctica –proposiciones que no pueden ser demostradas desde la razón teórica pero que han de ser admitidas si se quiere entender el factum moral– sostiene que algunos necesitan de un dios para consolarse, para tranquilizarse, o escapar del absurdo y la desesperación, o sencillamente para dar una coherencia a su vida. Por lo tanto, todo teísmo es religioso, pero no toda religión es teísta.

Como último análisis del fenómeno religioso es insoslayable comprender el origen de la palabra «religión». Varios autores, desde Lactancio o Tertuliano, pensaron que el latín religio, de donde procede «religión  viene del verbo religare, que significaba «religar». Se dice entonces que religión es lo que religa. Esto no prueba que el único vínculo social posible sea una creencia divina. La historia ha probado lo contrario; sin embargo ninguna sociedad puede prescindir de vínculo. Así, lo que liga a los creyentes entre sí no es Dios, cuya existencia es dudosa, sino el hecho de que comulgan en la misma fe. El término en estudio tendría otro origen, menos antiguo pero más lógico que el primero. Lo postula Cicerón, quien piensa que religio proviene más bien de relegere, que podría significar «recoger o releer». En este sentido, la religión no es lo que religa, sino lo que recoge o se relee.

Un conocido, quien me motivó a pensar el presente tema, me escribió un mail en respuesta a mi nota anterior aseverando que la Masonería es una religión puesto que «ella es sagrada, tiene rituales y dogmas». Si comparamos lo que nos expresa Durkheim con el mail podríamos encontrar similitudes semánticas pero definiciones, usos y prácticas distintas.

Para los masones sus prácticas son sagradas porque sencillamente son dignas de veneración por lo que representan y recuerdan. Propagan un compromiso de fortalecimiento vital, independiente de toda religión u concepción metafísica, más que un culto a un Ser Supremo. El problema que suscita la expresión «sagradas» en la mente de algunos es que sólo comprenden el término como algo digno de veneración por su carácter divino, o por estar relacionado con fuerzas sobrenaturales. En cambio, si se entiende la misma expresión por lo que no puede ser transgredido sin sacrilegio o sin deshonra, es verosímil que no haya sociedad que pueda prescindir duraderamente de ella. En esta última definición se ciñe la Masonería.

Los ritos practicados en la organización de la escuadra y el compás aluden a las costumbres que hacen al conjunto de reglas establecidas para realizar las ceremonias, que se elevan de toda confesión religiosa, escuela filosófica u organización política. Consisten en acciones dispuestas para lograr el perfeccionamiento intelectual y social del individuo y por él extender a la humanidad; por ende es una fraternidad universal que tiene por principios la Libertad, la Igualdad, la Tolerancia… y como único absoluto a la libertad de conciencia. Entendida de esta manera, dentro de los rituales masónicos no se alude o cultiva lo sobrenatural, sino que se estima que las concepciones metafísicas de algún principio superior son de dominio exclusivo y de la apreciación individual de sus miembros.

Quien me envió el correo también aludió a que la masonería es una secta. Este término, cuya primera acepción en el Diccionario de la Real Academia Española significa «conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica», se halla sometido al mote religioso, en particular desde el Vaticano, para designar a un conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa. Tomando el vocablo en su segunda significación, la masonería no es una secta, puesto que no es un conjunto de creyentes, tampoco es falsa porque no existe una absoluta masonería sino corrientes masónicas, unas más tradicionales–concervadores y otras más liberales–progresistas.

Por lo tanto, la masonería no es una religión, pero para saber lo que es no basta leer una nota sino vivirla.

Fuente: Blog Los Arquitectos

 

 

 

Publicado por:

Diario Masónico

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Comments

  1. Eva carina salles    

    Excelente explicación…aunque muchos entienden y creen lo que quieren tendrían q vivir de adentro para saber y hablar …

  2. Demóstenes Lalinde Torres    

    Excelente Plancha. Ilustra de manera correcta, respetuosa y con fundamentos ciertos. Da mucha claridad y despeja dudas. Felicitaciones por ésta maravillosa explicación. Así se hace masonería.

  3. david enrique    

    Es correcto y entendible, la masonerí­a se la contempla como una religión y también como una secta debido a la falta de información e ignorancia en el conocimiento de la búsqueda de la verdad, de la razón desde un punto de vista multidimensional, donde la observancia de reglas, principios y ritos que no deben ser divulgados pero que no son ocultos, hacen que personas a los que se les llama profanos porque no conocen acerca de los mismos, puedan vertir opiniones erróneas al respecto. Estas personas apenas comprenden su existencia en sí­ tal y como se lo enseñan de manera dogmática. Es pues un deber informar como la hacen en este sitio, ahora que se comprenda o no lo que acá se escribe y explica, depende de cada quien el hacerse de una opinión. A mí­, que soy católico practicante, me interesa estudiar y llegar a comprender el porqué de esta fraternidad y no me detengo a criticar, sólo a conocer, a aprender y a mejorara mi capacidad de disernimiento.

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