Sobre la alegría

Hugo Casas

La alegría es un estado de ánimo fundamental en la vida del ser humano.

En el mundo de hoy, con su loca carrera hacia no sabemos muy bien dónde, hay tanta ansiedad que muchas personas parecen haber perdido la alegría de vivir. Es cierto que cuando uno se enfrenta con ciertas dificultades, como por ejemplo financieras, laborales o familiares, es difícil, por no decir imposible, sentirse feliz y relajado. Pretender lo contrario no sería objetivo e incluso reflejaría cierta falta de compasión hacia las personas involucradas.

Si bien podemos entender que muchas personas pueden estar preocupadas o incluso tristes en el contexto social actual, es necesario reconocer también que los medios de comunicación no ayudan a dar la vuelta a la situación, en el sentido de que la mayor parte de ellos destacan de forma sistemática los aspectos más negativos de la vida social, económica, política, etc. Al hacerlo, lamentablemente alimentan la oscuridad y contribuyen a mantener la desconfianza, la sospecha, el pesimismo, el derrotismo, etc. Sin duda, es su responsabilidad informarnos de lo que es problemático en el comportamiento humano y de lo que sucede en la sociedad, pero esta información debería estar equilibrada con más información positiva, reconfortante, inspiradora… Sinceramente pienso que esto contribuiría a que la gente fuera más optimista, tranquila y, probablemente, mejor.

Naturalmente, no se trata de hacer de los medios de comunicación los únicos responsables de la tristeza que hoy en día podemos respirar en el ambiente, sobre todo porque no estamos obligados a leer, escuchar o ver lo que nos afecta emocionalmente y nos pone tristes. Por otro lado, hay muchas personas que también están tristes y deprimidas cuando no tienen ningún problema material, profesional, familiar o de otro tipo. Si es así, es porque la alegría es ante todo un estado de ánimo, o más concretamente, un estado del alma. Esto es precisamente lo que explica por qué algunas personas sin recursos materiales o incluso enfermos tengan, no obstante, mucha alegría de vivir.

Anteriormente he dicho que “la alegría es ante todo un estado de ánimo, o más concretamente, un estado del alma”. Pero, ¿qué relación puede haber entre el alma y nuestro estado de ánimo? Desde el punto de vista rosacruz, el estado de ánimo no tiene su fuente en el cerebro (en cuyo caso sería una facultad intelectual), sino en lo que hay de más divino en nosotros. Por tanto, es la fuente de los sentimientos más nobles que podemos sentir, expresar e incluso comunicar. Por el contrario, podríamos decir que el placer es el resultado de una satisfacción más bien física y mental. Por lo tanto, puede ser generado por ocupaciones o actividades que singularmente carecen de elevación y nobleza. Así es como algunas personas obtienen placer de las más variadas cosas…

Si podemos admitir que la alegría tiene sus raíces en el alma misma, es obvio que es sobre todo en la espiritualidad donde podemos y debemos buscarla. Esto es lo que intentamos hacer los místicos y más particularmente los rosacruces, lo que no significa que debamos privarnos de los legítimos placeres de la vida cotidiana. Sabiendo que estamos en la Tierra para perfeccionarnos interiormente a través de las experiencias de la vida, aprovechemos toda experiencia, por muy dura y difícil que sea, para crecer y evolucionar espiritualmente, al mismo tiempo que aprendemos a mantenernos alegres y felices en toda circunstancia.

Fuente: Orden Rosacruz