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CÁBALA Y CONSTRUCCIÓN MASÓNICA


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CÁBALA Y CONSTRUCCIÓN MASÓNICA

 

 

 

La interpretación de la tradición esotérica y de la mística hebreas constituye el objeto de estudio de la Cábala, según expone Gerschom Scholem, tal vez el cabalista más fascinante de nuestro tiempo por su rigor y su solvencia.

Nos dice tambien que la Cábala no representa un misticismo, si por tal ha de entenderse el vacío o aniquilación del individuo, requerido para alcanzar una fusión con Dios mediante la “penetración”de éste en ese vacío espiritual. Pero sí será mística, cuando el estudioso cabalista busque el “conocimiento” de Dios y de su creación más allá de la mera, pero importante, activación de sus cualidades o capacidades intelectuales. Mediante la contemplación, se llega a una percepción luminosa de la creación y de su Causa que los cabalistas consideran como una “revelación de lo primordial”. La aproximación a la realidad trascendente no es meramente intelectual, como ocurre en las religiones, en las que no se plantea el tema de una “iniciación” personal, que suele ser sustituída por una “fe” simplificadora, consistente en “creer” lo que no se entiende.

El texto fundamental de la Cábala es el Sefer-ja-Zoar (Libro del Esplendor), compuesto en España por Moisés de León, a finales del siglo XIII, aunque el autor afirma haber “descubierto” el libro, que habría sido escrito en el siglo II por Simeon Bar Yochai y su hijo Eleazar, en el seno de una gruta en la que ambos se escondían huyendo de la persecución romana de aquel tiempo.

La Cábala (=Tradición o “Ley transmitida oralmente” ) postula que la manera más auténtica de conocer a Dios es practicar la introspección: “esa experiencia dual y aparentemente contradictoria del Dios que se esconde y se revela (en nosotros), determina la esfera esencial del misticismo, conduciendo a descartar otras concepciones religiosas”.

El misticismo cabalístico es un conocimiento muy próximo, en su espíritu, al de la Gnosis helenística, que no puede explicarse sino mediante símbolos y metáforas. Ese conocimiento esotérico puede, sin embargo, articularse y transmitirse como teoría, aunque los cabalistas nunca han deseado hacerlo indiscriminadamente, exigiendo rigurosas cualificaciones morales, intelectuales y de madurez humana como condiciones previas de los posibles receptores, sin las que el conocimiento buscado no puede fructificar. Históricamente, el movimiento cabalístico representa la voluntad de ir más allá de la mera interpretación de la Torah como ley del pueblo judío, viendo en ella un sistema de símbolos con valor universal y traduciéndola como Ley interna y secreta del universo.

Es fácil detectar el paralelismo entre este planteamiento de la búsqueda de la Verdad y el método masónico de avance en busca del lado encubierto de la realidad a través de mitos, metáforas y símbolos que encierran los valores universales a los que el hombre ha de acceder, a través del sentimiento y de la intuición, a partir de un corazón regenerado o “renacido” mediante la iniciación personal progresiva.

El método cabalístico consiste, equemáticamente descrito, en interpretar los valores contenidos en las palabras hebreas, teniendo en cuenta que cada letra del alfabeto hebraico ( que contiene 22 consonantes, sin vocales definidas) representa un número y cada número tiene, a su vez, un valor simbólico. Las palabras tienen un significado directo, material, y otro encubierto, especulativo o esotérico. Así, dos palabras cuyas letras sumen idénticos valores poseen siempre una determinada equivalencia (este análisis es el objeto de la gematriah cabalística).

Veamos, muy sucintamente, a título de ejemplo, algunas de las interpretaciones cabalísticas que tienen un paralelismo en la terminología y en la simbología masónicas:

1.- Los símbolos masónicos se toman de la construcción. Pero el obrero masón es constructor de un templo inmaterial y los utensilios que emplea para ello son tambien ideales. Se pretende volver a construir un nuevo Templo de Salomón, formado con piedras “vivas”(cada ser humano) que dé cabida a una humanidad hermanada y regenerada a través de la práctica de la Virtud.

Salomón (en hebreo Schlomo o Schalom) significa “Paz”, pero sus letras suman exactamente lo mismo que las de la palabra “Plenitud”. Salomón construyó su Templo en Jeru-schalom o Jeru-schalem. Jeru significa “manifestación”. Según esto, es posible interpretar que el templo ideal “se manifiestó en la Paz o en la Plenitud”, siendo destruído luego por los hijos de Babel (babilonios). Babel significa “confusión”, lo que refleja que la confusión destruyó la idea de paz y de plenitud que representaba el Templo y que es necesario vencerla para poder reconstruir éste.

2.- Fuera del Templo, quiso Salomón que Jirám , el Maestro, situara dos columnas de bronce. A la de la izquierda se la llamó BOAZ (“con fuerza”, poder de atracción o principio femenino), la de la derecha recibió el nombre de JAKIN (que significa “él establece”, lo que implica tambien “acción”o principio masculino) . Así pues, ambas columnas completaban la idea de “él establece con fuerza”. “ÉL” representa al UNO universal (el SER o Jehovah de la tradición hebrea) que establece o crea con fuerza sobre el Dos y el Tres, los principios o polaridades cósmicas, formando la tríada o primer triángulo de la construcción universal.

3.- En el centro del Templo masónico, figuran, en torno al Cuadro de Trabajo de la Logia y en cada uno de tres de sus ángulos, sendos pilares representando los arquetipos que integran la primera tríada de la construcción universal: Fuerza, Belleza y Sabiduría, quedando libre el cuarto ángulo, por el que la Luz de la Inteligencia Suprema penetra en el plano terrestre, simbolizado por el número 4. El número 5 representa al hombre elevándose desde lo terreno, hacia lo que le trasciende. Se simboliza en la Logia mediante la Estrella Flamígera.

4.- El Aprendiz masón tiene tres años simbólicos y el último grado del método de ascesis iniciática llamado Rito Escocés Antiguo y Aceptado, cuenta con 33 grados.

En hebreo, la palabra “gal”, que significa “forma”, “vibración” o “encarnación”, está compuesta por dos consonantes cuyos valores son 3 y 30, respectivamente y cuya suma da 33. El sentido que la Cábala da al valor de esta palabra es el de “plenitud de la forma manifestada”.

Lo Esencial se manifiesta a través de vibraciones periódicas que proceden de lo invisible y retornan a lo invisible, yendo del 3 al 30 y confluyendo en el 33. Tanto el grado 33 como la edad simbólica atribuída a Cristo por los gnósticos griegos aluden a una última etapa de la manifestación formal.

5.- Los aprendices masones se sitúan en el lado Norte de la Logia y los Compañeros lo hacen en el lado Sur. En la Cábala, el Norte representa la “carne” o la “materia” y tambien el color rojo de la sangre vital. El Sur representa el espíritu, el color blanco y la pureza. Por otra parte, la palabra hebrea “scheleg” significa “nieve”y sus consonantes suman el valor 333. Pasar del Norte al Sur es elevarse sobre lo material pasando al mundo espiritual, en el que se busca la perfección de las formas puras o “blancas”.

El espacio de la Logia contiene tres secciones, que en hebreo se denominan “Ulam”(= mundo), “Heikal”(sala del palacio celeste) y Dbir, que equivale numéricamente a Dbar (=hablar). Así, el masón, procedente del Ulam, ha de pasar por el Heikal para encontrar la Palabra perdida, en el Dbir.

6.- Tal vez el símbolo cabalístico en torno al cual más se haya reflexionado y escrito sea el Árbol Sefirá o árbol de la Vida. Se trata de un árbol simbólico que enlaza, en las ramas que salen de su tronco, todo lo existente. Representa la unidad uiversal y nos recuerda que nada de cuanto existe puede ser analizado aisladamente.

El “Ein-Sof” (Lo infinito, lo que no tiene fin ni principio), que es el nombre que da la Cábala a Dios, es tambien “lo misterioso”, que ha de ser descubierto a través de sus manifestaciones en el universo. En efecto, el Ser generador se manifiesta mediante la “emanación”, la “creación”, la “formación”y la “acción”. Estas cuatro polaridades del Ser en acción se distribuyen en diez “sefirots”o etapas : Kether o Corona suprema; Jojma o Sabiduría; Binah o Inteligencia; Jesed o Gracia; Yebora, o Fuerza; Tiferet, o Belleza; Netsah, o victoria; Jod, o Gloria; Yesod, o Fundamento y Maljut, o Reino. El Hombre resume en sí mismo todos estos sefirots y, por ello, habría sido creado en último lugar.

Siguiendo la descripción esotérica de la creación, contenida en el Libro del Génesis, las tres primeras sefirots representarían emanaciones previas a la creación de nuestro mundo, que comenzó realmente con la cuarta sefirot o “Chesed” (=Sabia Compasión, o primer “día”), seguida de la “Geburah”(= Fuerza, en el segundo día) y de la “Tiferet”(= Belleza, en el tercer día), concluyendo con las cuatro últimas antes mencionadas. Es decir, que Sabiduría, Fuerza y Belleza son, en la Cábala, como en Masonería, los tres arquetipos fundamentales del universo.

7.- Pero para adquirir el pleno Conocimiento, contenido en las tres primeras sefirots, que precedieron a la creación del mundo, el hombre, creado en último lugar, habrá de realizar un camino de “retorno” por cada una de las siete últimas sefirots, no pudiendo pretender alcanzar el fruto del Árbol de la Vida sin llegar antes a la Sabiduría Compasiva. Esta es, precisamente, la temática del grado 30º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Amando Hurtado

 

 

 

Publicado por:

Diario Masónico

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Comments

  1. jesus    

    Encontré una definición más adecuada de que es cabalá en http://cabalamonterrey.info/cabala/

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