Según informa el newsletter de El Oriente esta semana «la sede en Madrid de la Gran Logia de España ha sufrido ataques junto a diversas sedes y monumentos emblemáticos en protesta por la exhumación del dictador Francisco Franco.
Según las diversas informaciones publicadas por Vida Nueva y eldiario.es, que identifican al colectivo autor de los ataques, además de la sede de la GLE la misma noche fueron igualmente vandalizadas diversas agrupaciones socialistas, ataques a sedes de la Iglesia y monumentos significativos como el de la Constitución Española de 1978 (en la imagen), a cuyo profundo significado simbólico se sumaría cualquier masón de la Tierra: un cubo de mutua tolerancia al que los seres humanos, separados por sus diferencias, entran desde sus diversas caras para encontrarse en el centro.
Déjà vu: El portavoz de la familia Franco culpa a la Masonería
De todos los dictadores que ha conocido el siglo XX, Francisco Franco es el que persiguió con mayor virulencia los valores de librepensamiento y tolerancia que abandera la Masonería. En su último discurso público de 1975, el dictador culpó a la Masonería de la retirada de embajadores y la protesta de las democracias internacionales que hizo reaparecer el fantasma del aislamiento. Fiel a esa masofobia, Francisco Franco Martínez-Bordiú, primer nieto varón del dictador, ha culpado a la Masonería de que los restos mortales de su abuelo hayan sido exhumados en aplicación de la Ley de Memoria Histórica.
«¿La familia Franco no puede entender que en una democracia, en pleno siglo XXI, con una mayoría que ha votado a favor de la exhumación, con un respaldo unánime del poder judicial, no se puede consentir un mausoleo homenaje a la figura de un dictador?». Esa es la pregunta que el diario El País lanzaba al nieto que ha ejercido de portavoz de la familia Franco en los últimos meses. En su respuesta, rechazaba «todos estos razonamientos» y añadía: «Mi abuelo tuvo dos enemigos, que son los masones y los comunistas. La Ley de la Memoria Histórica que hizo Zapatero, que era masón, lo único que ha hecho ha sido crear rojos y azules, independentistas y unionistas. En el preámbulo dice que es para la reconciliación y es mentira. Es un arma política para conseguir los objetivos de intentar borrar toda la época de mi abuelo«.
Fuimos, como bien apunta su nieto, objetivo preferente de los ataques y la persecución por parte de Franco pero solo a los tres poderes de la democracia española, que protegen y amparan nuestra existencia, les correspondía pronunciarse sobre su oportunidad.
Sí compartimos el deseo de que toda una época de la historia de España no sea borrada.
Conocernos a nosotros mismos. Recordar, especialmente, aquellos hechos que nunca deberían repetirse. Entre 1936 y 1938 la condición masónica bastó para que miles de Queridos Hermanos fuesen asesinados en el territorio del bando nacional mediante fusilamientos de retaguardia sin ningún tipo de juicio previo.
A partir de 1938, Franco destinó importantes recursos a organizar el mayor archivo destinado a la represión de la Masonería que ha existido jamás en el mundo. Entre 1941 y 1953, miles de personas fueron condenadas por su pertenencia a la Orden gracias a la documentación incautada, que generó 80.000 fichas personales, leyes retroactivas que castigaban la pertenencia a la Masonería con anterioridad a su promulgación y la creación de un tribunal especial que, sin abogado defensor ni garantías procesales, celebraba juicios secretos que duraban una media de 15 minutos entre el inicio y la sentencia condenatoria inapelable. Ninguna placa recuerda el emplazamiento de aquel tribunal, por el que pasan cada día miles de personas.
Juanjo
Como ocurrió en la guerra civil, los Irregulares actúan, se abastecen y los Regulares pagamos las consecuencias de los fascistas.