La masonería rusa ante la guerra de Ucrania

La masonería rusa tiene una peculiaridad que viene impuesta por el devenir de los hechos históricos tras la caída de la URSS. Ésta se compone de varias obediencias o federaciones que agrupan a las distintas logias o talleres masónicos del país.

Una de las obediencias más importantes y antiguas de la masonería rusa es la Gran Logia Unida de Rusia (GLUR), fundada en 1995 y reconocida por la Gran Logia Unida de Inglaterra, la más antigua del mundo. La GLUR tiene unos 3.000 miembros repartidos en unas 70 logias en Rusia y otros países. Su actual gran maestro es el doctor Andrei Bogdanov, un político y académico que fue candidato a la presidencia de Rusia en 2008.

Posición oficial

La guerra de Ucrania, que estalló en 2014 tras el derrocamiento del presidente Viktor Yanukovich y la anexión de Crimea por parte de Rusia, ha sido un conflicto que ha afectado profundamente a la masonería rusa. Por un lado, ha generado divisiones internas entre los masones que apoyan al gobierno ruso y los que defienden la soberanía de Ucrania. Por otro lado, ha provocado el deterioro de las relaciones entre la masonería rusa y la europea, especialmente con la Gran Logia Nacional Francesa (GLNF), que reconoce a la Gran Logia Nacional Ucraniana (GLNU) como legítima.

La posición oficial de la GLUR ante la guerra de Ucrania es la de respetar el derecho internacional y el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros países. Así lo ha manifestado en varias declaraciones públicas el gran maestro Andrei Bogdanov, quien ha abogado por el diálogo y la paz entre las partes enfrentadas. Bogdanov ha rechazado tanto la intervención militar rusa en Ucrania como las sanciones económicas impuestas por Occidente a Rusia. Asimismo, ha expresado su solidaridad con los masones ucranianos y ha pedido que se respete su libertad de conciencia y de expresión.

Bogdanov, un Gran Maestro equidistante

La opinión personal del gran maestro Bogdanov sobre la guerra de Ucrania es más compleja y matizada. En una entrevista concedida al periódico francés Le Monde en 2015, Bogdanov reconoció que sentía una profunda tristeza por el conflicto, que consideraba una tragedia para ambos pueblos hermanos. También admitió que tenía amigos y familiares en ambos lados de la frontera, lo que le hacía vivir con angustia la situación. Sin embargo, afirmó que su deber como masón era mantenerse neutral y no tomar partido por ninguna facción. Según Bogdanov, la masonería no debe ser un instrumento político ni ideológico, sino un espacio de tolerancia y armonía donde se pueda trabajar por el progreso de la humanidad.