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Carta a los Aprendices


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Carta a los Aprendices

 

Queridos Hermanos Aprendices:

Asumo una responsabilidad muy importante dentro del taller, mis hermanos decidieron que fuese el SEGUNDO VIGILANTE, para mí el cargo más importante de la logia.

Como Jefe de la Columna del Norte, tendré la responsabilidad de guiar sus pasos, pues ustedes queridos hermanos masones constituyen el futuro de la Masonería y de nuestra Logia en particular. Al ser elegido, juramentado e instalado como Segundo Vigilante, me corresponde mantener encendida la llama de la esperanza entre vosotros, para que sean en el futuro, buenos Compañeros y excelentes Maestros.

Esto representa un reto para mi persona y para ello espero vuestra cooperación, enunciándoles a continuación, las siguientes premisas que creo de relevante consideración:

Ustedes Queridos aprendices vienen del mundo profano con una formación muy disímbola: profesionales, deportistas, empleados, trabajadores diversos, artesanos, comerciantes, etc., y por lo mismo no se puede, ni enseñar masonería “por definiciones” porque la Orden NO es dogmática; ni exigirá de ustedes un criterio uniforme por su diferentes estados de evolución espiritual.

Todo entre nosotros Hermanos Aprendices, tiene una significación simbólica. Cada uno tiene su propia definición de su piedra en bruto y no necesariamente tiene que ser igual a la definición del Segundo Vigilante o de algún otro querido hermano. Se deberá ampliar el conocimiento, no juzgarlo puesto que aquí no existen jueces ni dioses.

Recordad que somos obreros de la construcción, en ningún lado he leído que diga destrucción.

Es mi responsabilidad hacerles entender, que no solo mi labor, sino la de todos los Masones está intramuros; que el labrado de la piedra bruta es personal e intransferible; que no podemos, definitivamente, tratar de intervenir en la búsqueda de su templo interior, porque involuntariamente o no, estamos negando el ejercicio de la libertad de conciencia que proclamamos.

Dudad queridos hermanos  míos, de lo que no comprendáis o no conozcáis por voz mismo. Dudad de lo que se diga si no esta en consonancia, con la verdad o no se entiende. Entre nosotros se debe aprender a vencerse a sí mismo. Esto implica tolerancia consigo mismo y con todos los hermanos  en lo que digan, ó hagan; respetando su verdad, recordad que ninguno de vosotros es perfecto. Se debe instruir con el ejemplo, no es sabio el que sabe mucho, es más bien el que enseña mucho.

La masonería no es una carrera más, porque no hay premios, ni diplomas, ni lauros. Es VIDA, y eso implica que lo aprendido debemos ponerlo en ejecución 24 horas diarias, no nada más en el Taller sino también en casa, con nuestros padres, hijos, amigos; en el trabajo, con los compañeros y con los subordinados, si somos jefes de área; en las labores académicas.

Al fin, ser muy cuidadosos de nuestro actuar, para que los que nos rodean intuyan que en nosotros hay “algo” que nos distingue, y ello les haga preguntarnos e interesarse en las bondades de la Orden.

El fracaso de muchos talleres es que hacen proselitismo, olvidándose que la Orden NO es proselitista.

Haced silencio absoluto de cuanto habéis podido oír o entender (cada hombre escribe su propia historia). Evitad todo tipo de disputas. En este honorable taller, no deben existir competencias, enfrentamientos, disputas, etc., solo deben existir diversas opiniones de un mismo símbolo, opiniones que vengan a engrandecer los de cada uno. Lee y aprovecha, ve e imita, reflexiona y trabaja. Los conocimientos no llegan por osmosis, imita a los mejores, reflexiona, ¿por qué son eso? y os invito a trabajar para que puedas superar a tus maestros.

Jamás juzgues ligeramente, esto es importante, porque podrías no tener la verdad y herir la susceptibilidad de algún querido hermano y podrías engendrar vicios y pasiones, que aquí venimos a vencerlos, no a fomentarlos. Se justo, se bueno, se indulgente, se agradecido; porque el reconocimiento alimenta y sostiene a la bondad.

La puntual y fiel asistencia a los trabajos simbólicos que se realizan en la Institución, constituyen la primera y fundamental actividad masónica. No puede, pues, considerarse masónicamente despierto o activo quien limite su actividad masónica al envío regular de la contribución que la logia a la que pertenece haya fijado para sus miembros, evadiendo el primero y más esencial deber de su presencia en las tenidas del taller del que se hizo miembro.

La asistencia a los trabajos de la Logia es indispensable, dada la importancia de la vida comunitaria en las Tenidas.

Nadie puede convertirse en verdadero «Masón», en el verdadero sentido de la palabra, si no asiste frecuentemente a los trabajos, ya que es en la Logia, gracias a la participación en los mismos, a la reflexión y al intercambio, que tiene lugar tal proceso.

En cuanto a mi función conductora, constituye mi más preciado anhelo, verlos en un futuro inmediato, juzgándose a sí mismo instruidos en su grado y solicitando al Segundo vigilante de turno, sus merecidos Aumento de Salario. Esperando con orgullo ser examinado en los SIGNOS, PALABRAS, TOCAMIENTOS, MARCHAS y BATERIAS que nos son propios en este grado, el más importante en la masonería simbólica. En estos cinco grandes Temas tenéis material suficiente para instruirse.

Otro gran aspecto, el cual nos debemos olvidar es: el significado del Cuarto de Reflexiones. Ahí, desde la mismísima primera vez, la Orden nos pone ante el Gran Secreto, que es secreto precisamente porque cada quien lo entiende según su grado de evolución, y lo va “afinando” según avanza en sus conocimientos.

El TEMPLO, con todas sus alegorías; su decorado; y el significado de todo ello.

Como reflexión final es mi deber informarles desde mi óptica personal –sabiendo que en el futuro podría ser una de sus interrogantes- que una cosa es la masonería, y otra, muy distinta, los masones. Aquella es ciencia; es virtud; es sabiduría, pues. Los masones esos son -somos- sólo simples mortales que por serlo cargamos el pesado baldón de nuestros malos hábitos, nuestros vicios, nuestra miseria espiritual, etc.

Ahora bien, de este grupo parten dos grandes vertientes: los que reconociendo y sobre todo admitiendo sus debilidades se comprometen consigo mismos a luchar sin descanso contra ellas, sabedores de que es el único modo de lograr el crecimiento espiritual y la perfectibilidad; y los que se escudan en esos defectos para justificarse a sí mismos y alimentar su negación a la evolución; esos que ingresan a la orden buscando la satisfacción de oscuros intereses de tipo profano; que andan por ahí buscando en los demás culpables de sus desgracias; y medran saboteando las mejores intenciones de los que sí trabajan en pos del engrandecimiento de las logias.

Pues queridos hermanos no distraigan su camino iniciático, sed ejemplo vivo de los postulados de nuestra augusta orden y portad con honor el estandarte de nuestra Respetable Logia. Tener presente que la masonería pervivirá, a pesar de los indiferentes y recordad que: «Muchos son los llamados y poco los escogidos».

Bien, mis queridos hermanos rreciban mi saludo y triple abrazo fraternal que nos identifica, extensivo a sus dignas familias, en especial a mis cuñadas y sobrinos.

Por mandato del Taller.

 

PLANCHA UNIVERSAL
Escrita por:

H:. Ernesto Márquez Marín, de la Resp. L. «Ilustre Americano» #150, de Venezuela

 

Fuente: El Cincel

Publicado por:

Diario Masónico

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Comments

  1. Abel Cepero    

    Muy interesante el artículo por H:. Ernesto Márquez Marín, de la Resp. L. «Ilustre Americano» #150, de Venezuela no soy Masson pero en un futuro no lejano desearía serlo Leo y busco literatura al respecto.

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