MasonerÃa en Portugal
En Portugal, la masonerÃa fue apadrinada por las dos grandes potencias masónicas europeas: la Gran Logia de Inglaterra y el Gran Oriente de Francia.
Los primeros pasos de una masonerÃa portuguesa independiente se dieron con la formación del Grande Oriente Lusitano en 1804. Esta organización fue el tronco sobre el que se irÃan formando las primeras subdivisiones masónicas fruto de las divergencias polÃticas sobre la que se estructurará el proceso de unificación conseguida en 1869 con la constitución del Grande Oriente Lusitano Unido (G.O.L.U.). La formación de un único cuerpo masónico nacional atraerá a este Oriente un importante crédito interior y exterior, que le dotarÃan de una sobrada regularidad en su quehacer masónico. Su legitimidad internacional le llevarÃa a participar en 1875 en el Congreso Universal de los Supremos Consejos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, conocido como el Convento de Lausana. Incluso llegarÃa a ser el encargado de la organización de un congreso masónico internacional para la fecha de 1914, que el estallido de la Gran Guerra no permitió celebrar. Los Orientes españoles, en cambio, debido a su falta de unidad, no llegarÃan a ser reconocidos por esta organización internacional, condicionando además su grado de legitimidad y regularidad masónicas.
La segunda y más importante escisión de la masonerÃa portuguesa tuvo el mismo motivo, las discrepancias y pugnas entre los altos cuerpos de los ritos, en este cado entre el Rito Francés y el Rito Escocés. El origen de esta desunión estuvo en que la nueva normativa modificaba la estructura de su organización, que pasaba de ser una federación de ritos, como hasta entonces habÃa sido, a considerarla como una federación de logias. Se hacÃan entonces innecesarios los cuerpos masónicos intermedios y se elevaba a la Gran Logia como el principal órgano representativo con las máximas atribuciones. Esto serÃa considerado como una afrenta al Supremo Consejo y a la autonomÃa del Rito Escocés, lo que llevarÃa a éste en 1914 a plantear su existencia en solitario, abandonando la estructura del Oriente portugués, dando como nacimiento al Grémio Luso-Escocés.No obstante, esta armonÃa ritual se verÃa sacudida por la adscripción en 1881 de logias del Rito Simbólico, que se saldarÃa en 1882 con la primera escisión de la masonerÃa portuguesa y la aparición de la Grande Loja dos Maçons Antigos, Livres e Acceites de Portugal.
Podemos establecer en la masonerÃa portuguesa tres épocas en lo que respecta a su implicación social. La primera época se desarrollarÃa a la par con la construcción del Estado. Durante la primera mitad del siglo XIX, la masonerÃa actuarÃa como un instrumento de los principios liberales frente al absolutismo y el movimiento Miguelista; personajes como Saldaña, Passos Manuel o Costa Cabral representan perfectamente a esta época de la masonerÃa portuguesa.
A mediados del siglo XIX, se iniciarÃa la segunda época, que se prolongarÃa hasta las décadas finales de ese siglo; definida por un predominio de la concepción ritualista, defendiendo el distanciamiento de la masonerÃa con respecto a la actividad sociopolÃtica, limitándose a su acción filantrópica y benéfica en el mundo profano. La masonerÃa portuguesa mostrarÃa asà un carácter conservador, propio del liberalismo moderado de esos años. Esta lÃnea tendrÃa su mejor representación en el Gran Maestre de la Orden, el Conde de Parati.
A partir de la década de los ochenta del siglo XIX se inicia la tercera época en la masonerÃa portuguesa, que iba a caracterizarse por su mayor participación en la actividad social y polÃtica de mano del republicanismo y del Partido Democrático. Durante estos años se expresan las contradicciones entre el librepensamiento y las concepciones teÃstas propias de la masonerÃa. Se replantean los fundamentos rituales, poniendo en cuestión algunos de los principios iniciáticos.
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