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Sacerdote Alberto Lista, el masón amenazado por la Santa Inquisición


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Sacerdote Alberto Lista, el masón amenazado por la Santa Inquisición

 

 

 

 

Alberto Lista (1775-1848) sacerdote, escritor y masón

Alberto Rodríguez de Lista y Aragón (Sevilla, 1775 – Sevilla, 1848), hijo de Francisco Rodríguez de Lista y de Paula Aragón, propietarios de una fábrica de telares de seda en el barrio sevillano de Triana, de jóven fue muy hábil en matemáticas y humanidades; estudió Filosofía y Teología en la Universidad de Sevilla y además Matemáticas.

Fue ordenado sacerdote en 1803; colaboró como poeta en El Correo Literario y Económico de Sevilla (1803-1808) y le influyeron fuertemente las ideas filantrópicas del enciclopedismo militando en el bando afrancesado, a consecuencia de lo cual tuvo que exiliarse por al acabar la Guerra de la Independencia.

De regresó a España en 1817, con el triunfo de la revolución de Rafael del Riego colaboró en el Periódico del Ministerio de Gobernación de la Península (1823) y fundó con otros dos afrancesados, Sebastián de Miñano y Hermosilla, la revista El Censor (1820-1822) y El Imparcial (1821-1822), impartiendo clases en el privado Colegio Libre de San Mateo. Acusado de enseñar doctrinas contrarias a la religión y al orden, el centro fue cerrado. Exiliado nuevamente tras la caída del Trienio Liberal, con la muerte de Fernando VII volvió definitivamente en 1833 para dirigir la Gaceta de Madrid hasta julio de 1837, en cuya redacción tuvo a sus órdenes a Hartzenbusch, Cándido Nocedal, Salvá, Eugenio de Ochoa, Pérez Anaya, Francisco de Paula Madrazo, Navarrete, etc. En Cádiz se dedicó a la enseñanza en el Colegio San Felipe Neri de Cádiz; luego fue a Sevilla presidiendo la Academia de Buenas de Letras y nombrado canónigo de la catedral hispalense. Ingresó en 1847 en la Real Academia de la Historia.

Iniciado en la Obediencia masónica francesa, más tarde trataría de disculpar tal acto para no sufrir represalias de la Inquisición. Así se explicaría la contradicción de Lista al escribir poesía inspirándose en el simbolismo masónico mencionando la Hermandad, la luz de Oriente, el escocismo, etc., etc. y luego afirmar que entro y permaneció solo por curiosidad.

CARTA XIX, De A. Lista a Reinoso

Pamplona, 25 de julio de 1817

�Chano [Sebastían Miñano] está ya libre de Booz [masonería]. Yo no me he atrevido todavía a hacerlo, temiendo que de Logroño (Tribunal más próximo) escribiesen a Sevilla, y sabiéndose ahí mi entrada, pensasen en perseguirme. Galdiano (el regente de Pamplona en tiempo de José) me ha aconsejado la inacción. Por otra parte, yo asistí muy poco (hasta que conocí lo tonta que era esa Asociación) y no fui recibido sino por comunicación, esto es, sin juramento ni ceremonias. Infórmate si ha sido trasladado y absuelto en es Inquisición el venerable que había en esa logia, llamado Clavijo. Yo no fui nunca nada, y entré más bien forzado por los amigos que por mi voluntad, y no asistí seis veces. Todas estas consideraciones me tienen irresoluto, porque no sé lo que será mejor o peor.

Si puedes tener influencia en la opinión de ciertas personas sobre mi religión, hazles saber que en tiempos de los franceses no dejé de confesar y de ejercer mi ministerio en el púlpito y el altar; que mis doctrinas en el confesionario, en el púlpito y en mis versos impresos sobre materias de religión han sido siempre las más sanas y ortodoxas. Yo no tengo nada que me remuerda la conciencia en cuanto al fuero externo sino haber notado algunos abusos en las órdenes religiosas y haber censurado las formas secretas del Tribunal de la Fe. Lo de Booz fue en mí más un objeto de curiosidad que otra cosa.

Fuente: Hans Juretschke, Vida, obra y pensamiento de Alberto Lista, Madrid, 1951, p. 538-539.

CARTA XX , De A. Lista a Reinoso

Pamplona, 2 de septiembre de 1817

«He hecho la delación de Booz y di cuenta de la anterior abjuración en Francia. Me recibió muy bien el comisario, amigo del regente Galdiano, que le había hablado. Me dijo que no sería menester ir a Logroño, ni aun escribir, y que yo debía estar incluido en la amnistía del primer año».

Fuente: Hans Juretschke, Vida, obra y pensamiento de Alberto Lista, Madrid, 1951, pp. 540

OBRAS

Tumba de Alberto Lista en el Panteón de Hombres Ilustres, Iglesia de la Anunciación de Sevilla

* Elogio del Serenísimo Señor Don José moñino, Conde de Floridablanca, Presidente de la Suprema Junta Central gubernativa de los Reynos de España e Indias, Sevilla, Imprenta Real, 1809.

* Tratado elemental de Geometría. Aplicación del Álgebra a la Geometría y Trigonometría rectilíneas. Bilbao: Antonio Apraiz, 1819.

* Reflexiones imparciales sobre la Inquisición, Madrid, 1820.

* Colección de trozos escogidos de los mejores hablistas castellanos, en verso y prosa: hecha para el uso de la Casa de Educación, sita en la calle de San Mateo de la Corte (2 vols.), antología de textos de literatura clásica española en verso y prosa.

* Poesías, Madrid, 1822.

* Resumen analítico de la Historia Universal del Conde de Segur, 1838, resumen y traducción de Louis-Philippe de Ségur Histoire universelle, ampliado por Lista.

* Lecciones de literatura dramática española explicadas en el Ateneo Científico, Literario y Artístico (Madrid, 1839)

* Artículos críticos y literarios, Palama, 1840.

* Ensayos literarios y críticos (Sevilla, 1844, 2 vols., con prólogo de José Joaquín de Mora).

POEMAS DE LISTA

EL TRIUNFO DE LA TOLERANCIA

(Leida en Logia o en una Sociedad de beneficencia). El poema está plagado de referencias a la masonería; «Hombres, hermanos, sois, vivid hermanos», «Ese lumbroso Oriente», o el «caledonio golfo», referencia última que podría hacer referencia al rito escocés).

¡Ay, cuándo brillarás, felice dia,

en que estreche el humano

con el humano la amorosa diestra?

¿cuándo será el momento, que destierre

á la olvidada historia

el grito funeral de guerra y gloria?

Dulce beneficencia, tú del cielo

el don mas delicioso,

del mísero mortal desconocida,

¿á dónde, á donde fijarás tus aras,

cuando en tu fuego ardiente

se purifique l malvada gente?

Ah! desciende: tu santo trono sean

rendidos corazones,

y la virtud tu sacrificio: extiende

el cetro bienhechor que te confía

el Hacedor del mundo,

y llena el orbe de tu ardor fecundo.

Oh! Tantas veces tanto suspirada

de las almas sensibles,

y apenas á sus votos concedida!

Ven: contigo la paz, la tolerancia,

y la amistad hermosa

embellezcan la tierra ya dichosa:

Que asaz de sangre retiñó su acero

el fanatismo impío,

de la máscara hipócrita velado:

asaz quemó su antorcha asoladora,

á la ambición prestada,

del inocente la infeliz morada.

[…]

Execrables hogueras! allí arde

nuestra primera gloria:

la libertad común yace en cenizas

so el trono y so el altar. Allí se abate

bajo el poder del cielo

del libre pensamiento el libre vuelo.

Dónde corréis, impíos? ¿qué inhumana,

qué sed devoradora

de sangre y de suplicios os enciende?

¿No veis en esa víctima sin crimen,

que la impiedad condena,

de la patria la mísera cadena?

Y qué! grande Hacedor, ¿en nombre tuyo

siempre el mortal perverso

degollará y oprimirá? Creando,

cual es su corazón, un Dios de ira,

¿volará á las matanzas

invocando al Señor de las venganzas?

Más ay! ¿qué grito por la esfera umbría

desde la helada orilla

del caledonio golfo se desprende?

hombres, hermanos sois, vivid hermanos:

y vuela al mediodía,

y al piélago feliz do nace el día.

Si, que una vez el Hacedor benigno

dijo: que la luz sea,

y fue la luz. Tronó sereno el cielo,

y desde el Tajo hasta el remoto Gánges

desplómanse al abismo

las aras del sangriento fanatismo.

[…]

Ese lumbroso oriente, ese divino

raudal inextinguible

de saber, de bondad y de clemencia,

fue trono de feroces magistrados,

cuya justicia impía

vengar de Dios la injuria presumía.

¡Olvido eterno á su crueldad! Y sea

castigo á tanto crimen

el perdón, que las víctimas conceden.

Si es posible, tu velo, ó tolerancia,

sepulte sus errores,

y tú, prole futura, los ignores.

Hijos gloriosos de la paz, el día

del bien ha amanecido:

cantad el himno de amistad: que presto

lo cantará gozoso y reverente

el tártaro inhumano

y el isleño del último Océano.

Panteón de Hombres Ilustres, Iglesia de la Anunciación de Sevilla

A LA AMISTAD

La ilusión dulce de mi edad primera,

del crudo desengaño la amargura,

la sagrada amistad, la virtud pura

canté con voz ya blanda, ya severa.

No de Helicón la rama lisonjera

mi humilde genio conquistar procura;

memorias de mi mal y mi ventura,

robar al triste olvido sólo espera.

A nadie, sino a ti, querido Albino,

debe mi tierno pecho y amoroso

de sus afectos consagrar la historia.

Tú a sentir me enseñaste, tú el divino

canto y el pensamiento generoso:

Tuyos mis versos son y esa es mi gloria.

En la Oda de la Beneficencia, Lista se refiere a la logia como gruta en la que:

Aquí tienes tus aras,

aquí tienes deidad oculta, víctimas y templo.

Aquí la espada impía no alcanza

ni la astucia del inicuo,

ni el furor de la armada tiranía

Lejos, profanos, id;

Vosotras consagradas

almas a la virtud, la humana mente

tornad piadosa.

Publicado por:

Diario Masónico

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