La Gran Logia de Canarias organiza un sistema de ayudas para sus miembros más vulnerables
“El 15 de marzo formamos un Grupo de Hospitalidad”, comenta Aristóteles, nombre simbólico de uno de sus miembros. “Y el 16 de marzo ya nos estábamos reuniendo online con personas de Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura.
Nuestra misión es estar en permanente contacto telefónico con los hermanos de todas las logias de Canarias y detectar necesidades, sobre todo en personas de riesgo, para comprarles medicamentos o alimentos y llevárselos a sus casas”, explica. “También hemos establecido un sistema de atención médica telefónica con médicos propios de la Gran Logia de Canarias, para que los hermanos que quieran, puedan ponerse en contacto con ellos en caso de necesidad o porque caigan enfermos”.
Orígenes
La Gran Logia de Canarias se fundó en 1922 fruto de la fusión de tres logias, la de Añaza (Tenerife), Abora (La Palma) y Andamana (Gran Canaria). Estuvo activa hasta la Guerra Civil. En los ochenta, la masonería canaria estaba agrupada en torno a la Gran Logia de España, pero una gran mayoría decidió, en 1996, refundar la la Gran Logia de Canarias, por considerar a la española demasiado dogmática y próxima a la tradición anglosajona, mientras que la logia canaria se sentía más cercana a la tradición francesa.
Además, reivindican su carácter profundamente autonomista. “En el ámbito de la masonería internacional, nosotros somos como un estado independiente, no dependemos jerárquicamente de ninguna de ninguna obediencia española”, explica Aristóteles.
Proyección social
“A mí me parece un mecanismo de solidaridad potente, que proyecta un haz de luz en la sociedad, pues también implica ayuda a las personas cercanas”, afirma Manuel de Paz, catedrático de Historia de América de la Universidad de La Laguna, que considera que estamos viviendo una experiencia “del siglo XIX” con esta peste del coronavirus.
Para De Paz, que es uno de los mayores expertos que hay sobre masonería, esto que ha hecho la Gran Logia de Canarias “se conecta con otras situaciones históricas donde la masonería jugó un papel potente, muchas veces discreto, en la ayuda a los más desfavorecidos”, explica. “Cuando no existía el Estado del Bienestar, la mano de la masonería actuaba con una generosidad extraordinaria que yo creo que no se ha reconocido porque hemos estado imbuidos de las habituales estupideces que se han dicho en torno a ella”.
Deja una respuesta