La puerta de la Logia
Puesto que el acceso a la Iniciación exige, además de condiciones anímicas y psicológicas, una firme determinación de la voluntad y una dedicación disciplinada que entraña espíritu de sacrificio, la puerta de una logia ha de ser simbólicamente «estrecha».
Dice el Maestro Plantagenet, en una de sus sustanciosas Charlas iniciáticas en Logia de Aprendiz, que «el profano sólo ha de poder entrar en el Templo pasando por una puerta estrecha y baja, que no pueda franquear sin agacharse.Ese gesto le recordará que, muerto a la vida profana, renace a una nueva vida a la que accede de manera semejante a la de un niño que viene al mundo». Naturalmente, el símil evoca, además, las dificultades materiales reales de las ceremonias de iniciación que se llevaban a cabo en la Antigedad, tanto en Tebas como en Menfis o en Eleusis. La realidad actual es que sólo en el ritual de iniciación se simula una puerta de esas características.
La puerta de la Logia o del Templo, que es, como se ha dicho, la puerta de Occidente, queda flanqueada por las columnas de Hiram. Sobre ella figura un frontispicio triangular, y sobre éste suele hallarse un compás con las puntas hacia arriba, evocando la aspiración masónica de reflexión en torno a cuanto penetra en el mundo de lo abstracto (lo que hay «arriba», simbólicamente).
ALFREDO MOLINA RUIZ
Espero encontrar la puerta
y cruzarla alegremente,
pero lo mas importante
es poder cambiar mi mente.