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Picasso: la influencia masónica en su obra


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Pablo Picasso fue uno de los artistas más influyentes del siglo XX, conocido por su innovación y experimentación en diversos campos como la pintura, la escultura, el grabado y el collage.

Su obra refleja su visión personal del mundo, sus experiencias vitales y sus ideales políticos y sociales. Entre estos últimos, destaca su vinculación con la masonería, una organización fraternal que promueve valores como la libertad, la igualdad, la fraternidad y el progreso.

La relación de Picasso con la masonería se remonta a su juventud en Barcelona, donde entró en contacto con el ambiente cultural y político de la época, marcado por el modernismo, el anarquismo y el republicanismo. Algunos de sus amigos y mentores, como el pintor Isidre Nonell o el crítico de arte Miquel Utrillo, eran masones o simpatizantes de esta corriente. Picasso se interesó por los símbolos, los ritos y la filosofía masónica, que influyeron en su obra de diversas maneras.

Influencia de la masonería en la obra de Picasso

Una de las evidencias más claras de la influencia masónica en Picasso es el uso del compás y la escuadra, dos herramientas emblemáticas de los masones, que representan la armonía entre el cielo y la tierra, lo espiritual y lo material. Picasso incorporó estos elementos en varias de sus obras, como el famoso Guernica (1937), donde aparece «el ojo que todo lo ve» sobre el caballo agonizante, o en el retrato de Dora Maar (1939), en donde se ven en el fondo junto a un ojo que simboliza la sabiduría. Otros ejemplos son el mural El sueño (1932), donde se observa un compás sobre una mesa, o el cuadro Las tres gracias (1923), donde se aprecia una escuadra sobre un mantel.

Otro aspecto que revela la afinidad de Picasso con la masonería es su admiración por Leonardo da Vinci, considerado uno de los maestros de esta tradición. Picasso estudió y reinterpretó algunas de las obras más célebres de Leonardo, como La Gioconda (1503-1519) o La última cena (1495-1498), a las que añadió elementos masónicos como el triángulo, el pentagrama o el número tres. Picasso también se inspiró en la geometría sagrada y el simbolismo numérico de Leonardo para crear composiciones armónicas y equilibradas. Algunas obras que muestran esta influencia son El retrato de Gertrude Stein (1906), donde se forma un triángulo con la cabeza y los hombros de la escritora, o El arlequín (1915), donde se utiliza el pentagrama para representar las cinco extremidades del personaje.

El Picasso antifascista y humanista

Por último, cabe destacar que Picasso compartió con la masonería una actitud crítica y comprometida con su tiempo, denunciando las injusticias sociales y las atrocidades de la guerra. Su obra refleja su apoyo a causas como el pacifismo, el antifascismo, el comunismo o el anticolonialismo, que coinciden con los principios masónicos de tolerancia, solidaridad y humanismo. Picasso fue un artista libre y rebelde, que buscó siempre la verdad y la belleza a través de su arte. Algunas obras que expresan este compromiso son El sueño del minotauro (1933), donde se critica la opresión del fascismo italiano, o La paloma de la paz (1949), donde se celebra el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Publicado por:

Garibaldi

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