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La masonería contra el fanatismo


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La masonería contra el fanatismo

 

 

 

LA ORDEN MASÓNICA HA LUCHADO CONTRA EL FANATISMO DESDE SIEMPRE PERO ¿QUÉ ES EL FANATISMO.?

Por ahí hay personas con mucha habilidad para manejar las mentes tanto de ignorantes como de gente culta para fines atroces, su método de control es el fanatismo, usted se sorprenderá cuantos hombres y mujeres con grados de excelencia académica caen en las garras de los diferente tipos de fanatismo que existen, personas sensatas dando grandes sumas de dinero al pastor de una iglesia, y cuantos son victimas de timos por parte de cualquier timador.

El latín tiene una palabra para designar templo y es fanum ‘lugar sagrado’, el santuario de la divinidad. De ahí viene fanaticus, servidor del santuario. Por la actitud exaltada y el afán de sacralizar todos los aspectos de la vida , así la palabra fanático adquirió ese sentido peyorativo que hoy se tiene.

fanatismo religiosoPodríamos pensar que el fanatismo es propio de la ignorancia pero, con mucha frecuencia nos encontramos con personajes eminentemente cultos, que son fanáticos, y en momentos estos fanáticos instruidos son altamente peligrosos, por que aunque generalmente no son agresivos,  estos claramente, influyen en personas con mentalidad débil, que son influenciados por ideas fundamentalistas. El fanatismo es tan cotidiano y natural que la mayoría de las veces pasa desapercibido, pero no por ello deja de ser muy peligroso.

La religión con sus intolerancias y su inquisición nunca eliminó a tantos seres humanos, no soy una persona religiosa en el sentido teísta, pero creo que creencia en un Ser supremo o la no-creencia en un Ser Supremo nunca debe ser impuesto ni por la fuerza, ni por la presión psicológica, y esta creencia o no-creencia debe permanecer estrictamente en el plano personal. No falta nunca alguna persona o grupo de personas que por afán de atraer reflectores declare ser creyente en Dios y con ello la mayoría de las veces ser la única o el único grupo directamente relacionada con una verdad revelada incuestionable y así manipular multitudes, pero, hay quienes con el mismo efecto de notoriedad declaren no creer en Dios y con ello justificar una libertad llevada a la irresponsabilidad declarando que puede hacerse cualquier cosa contra la humanidad sin temor al castigo divino.

Si una persona trata de integrarse a un grupo social, tarde o temprano dará alguna señal para ser reconocida por las otras, entonces esta persona hará algo que está de algún modo relacionado con este estímulo, y si quiere ser totalmente aceptado tendrá incluso que volverse totalmente fanático de las ideas del grupo al que se integra.

El individuo por lo general no quiere permanecer aislado o marginado de la sociedad, el hombre es un animal que vive en sociedad, es increíblemente vulnerable al estar solo; por ello necesita de los demás para sobrevivir. El fanático trata de integrarse al cien por ciento a cierto a un grupo, que estimula enormemente las pasiones y la irracionalidad. El fanático no soporta la dolorosa realidad y trata de escapar de ella en grupo.

La masonería por centurias lucha contra el fanatismo por considerarlo nocivo para la sana evolución del ser humano, pues en momentos el fanatismo desborda los ánimos y en una loca carrera destruye la cordura social en una histeria colectiva. El fanático necesita de un enemigo o un contrincante real o imaginario, puede ser este enemigo el equipo de fútbol rival, para un religioso el enemigo es el demonio, el enemigo a vencer para los ateos es Dios, cualquier otro grupo religioso distinto puede ser contrario para otro grupo religioso, una empresa rival puede ser enemiga de un corporativo. En realidad da lo mismo cual sea el enemigo a vencer, lo que sí es necesario es que este sea rival a vencer.

El Fanatismo como cualquier otra cosa tiene etapas de manifestación, en unas es pasivo, pero importante recalcar que todo fanatismo tiende a la violencia física o verbal, fanatismo y violencia son complementarias, basta con encender la televisión y ver como un grupo de fanáticos apoyan a un ídolo cinematográfico, a una cantante en un show montado, dónde el mayor escándalo y la mayor agresión son la formula para el éxito, esto daña y daña mucho a las jóvenes mentes.

Mucha veces no podemos imaginar como un joven estadounidense que una semana antes estuvo orando a Dios en una iglesia cristiana, este luego matando a cientos de musulmanes, la respuesta a todo esto es el control mental en masa, el compromiso de involucrarse en una guerra fanática, por la supremacía racial y religiosa.

El fenómeno fanático ocurre en matrices sociales y temporales de alta complejidad, por lo tanto, ésta varía, pero el fanatismo es una enfermedad social, cuya única cura no es la instrucción académica o religiosa, sino el sentido común y la racionalidad. Por ejemplo hoy vemos violencia en partidos deportivos, dentro y fuera de la cancha, muchos de los involucrados tienen grados académicos sobresalientes y con asistencia frecuente a distintos servicios religiosos.

El fanatismo político es una constante, que lleva a las naciones al desastre total, pues el fanático político nunca pensará que las decisiones de sus lideres sean incorrectas, nunca se cuestionara el ideario político de un Lider. El fanático político siempre encontrara una razón para atacar al partido político enemigo, y todo el que piense distinto por ende será un enemigo En realidad el fanatismo es un concepto que suele llevar apellido.

Hablamos de «fanatismo religioso», «fanatismo racial», «fanatismo político», etc. Y normalmente identificamos el fanatismo con manifestaciones de violencia. Pero eso no siempre es así: Fanatismo es También la causa de los gritos y lloros de los adolescentes en presencia de sus ídolos musicales.

El fanatismo es, básicamente, el camino fácil al no cuestionamiento. Para entenderlo pensemos en las sensaciones que producen las dudas.

Una persona que experimenta dudas en una situación determinada se encuentra en la necesidad de realizar una elaboración compleja: ha de buscar las distintas posibilidades, estudiarlas, sopesarlas, calcular los factores que pueden intervenir, mirar el problema desde distintos puntos de vista, calcular las posibilidades de éxito y fracaso.

Durante ese proceso la mente trabaja mucho, se experimenta una sensación de inseguridad, las acciones son más lentas y la incertidumbre produce cierto temor al fracaso, al error, a las consecuencias, etc. Da igual de qué duda estemos hablando: ¿existe dios?, ¿apoyo las ideas del líder?, ¿cuestiono mi propia vida?, ¿me caso con esa persona?. Como es lógico, a mayor trascendencia de la duda mayor es la tensión que se produce y más fuertes son las
sensaciones de incertidumbre, inseguridad, lentitud de las acciones y temor.

El fanatismo ahorra todo esto. Propone a la mente una solución rápida, contundente, eficaz. El fanatismo elimina la incertidumbre al 100%.

Como consecuencia produce un registro de unidad, acepto lo que dice el sacerdote sin dudas, de coherencia personal que refuerza el mecanismo: el fanático se siente seguro y su seguridad refuerza el fanatismo, que importa que sea todo mentira yo soy feliz, aunque lo que crea firmemente sea un error. Su certeza le libera del temor al error, a las consecuencias, al fracaso, y esa liberación refuerza su fanatismo.

El fanatismo le ayuda a integrarse en un grupo social con el que se identifica y que le acoge con entusiasmo: esa integración también refuerza el fanatismo, lo que el piensa sea verdad o no otros lo apoyan incondicionalmente . Todas estas sensaciones facilitan sus acciones y sus acciones también refuerzan su fanatismo. En síntesis, desde un punto de vista objetivo el fanatismo supone un gran ahorro de esfuerzos para comprobar si se esta o no equivocado y esto impulsa a la persona. Nos decimos¿ por qué no todos somos todos fanáticos mi Líder?

Probablemente en una gran mayoría de los tan intelectuales ciudadanos occidentales existe un cierto grado de fanatismo. De hecho, podemos reconocer fanáticos de equipos de fútbol y de otros personajes públicos; fanáticos religiosos capaces de flagelarse el cuerpo, fanáticos políticos, fanáticos de ciertos alimentos, etc, etc.

Lo que nos sorprende es lo que el fanatismo puede llegar a producir, sobre todo cuando se traspasa el límite de la vida misma. Pero en realidad, si pensamos bien veremos que nuestra cultura occidental también ensalza ese tipo de fanatismo ya desde la escuela: héroes que dieron su vida por su país, mártires que dieron su vida por su dios, conquistadores que extendieron su fe salvadora por el mundo… Incluso nos hemos habituado a escuchar a deportistas que lo «dan todo», a entrenadores que exigen «luchar a muerte» por la victoria, a seguidores «a muerte» de sus colores… De hecho, en occidente se admira a quien da su vida por un ideal, siempre que el ideal sea o no correcto.

Pero el fanatismo esconde algo terrible los graves efectos secundarios: limita la libertad, empobrece su nivel de vida, incomunica, limita la autocrítica y el afán de superación, reduce la riqueza de matices de la vida y en muchos casos desemboca en la negación de la dignidad humana de los otros.

El ser fanático es divertido, la adrenalina fluye al ver a nuestro ídolo anotar un gol, con cuanta intensidad fluye internamente la energía al escuchar el llamado a la oración en la mezquita, que intensa es la sensación de contactar con una mujer hermosa, el desborde emocional en las charlas de café luego del trabajo, pero todo esto tiene un peligro el de ser atrapados por el tsunami pasional del fanatismo

 

 

 

Publicado por:

Diario Masónico

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Comments

  1. Ricardo Burgos    

    Solo mis agradecimientos por todos y cada uno de vuestros interesantes temas, Sois generosos y puedo decir que habeis enterrado el egoismo que es tan comun,
    Eternamente agradecido.

  2. Juan Ernesto Pavón Rowe    

    Considero que:
    Educación
    Cultura e
    Instrucción
    no son lo mismo, se puede ser muy instruí­do, más no es indicativo de cultura y Educación, por eso vemos a gente muy Instruida con un exacerbado grado de fanatismo.

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