La postura pacifista de la masonería en el mundo
En enero de 1917; en plena conflagración bélica, se celebró en París la primera Conferencia Masónica Interaliada, donde se exhortó a todas las logias masónicas de todo el mundo a rechazar los conflictos bélicos existentes entre los hombres; y dar su respuesta a la grave situación por la que se atravesaba.
Fue una muestra de pacifismo por parte de la masonería; postura que se mantuvo durante el periodo de entreguerras y en la actualidad.
Para la masonería, la necesidad de la paz está basada en valores como la regeneración del hombre; la salvaguardia de la civilización y la educación de los pueblos.
En 1921 se crea la Asociación Masónica Internacional; y en el Congreso de Ginebra, doce órdenes y hermandades destacaron la necesidad de difundir en todas las logias los ideales de la recién creada Sociedad de Naciones.
Así, la masonería subrayaba su intención de servir de nexo entre los pueblos en torno a la Sociedad de Naciones. Esta postura; que se denominó “pacifismo integral”, destacaba el papel de la masonería como universal.
Dentro de este contexto hay que destacar el papel del masón Henry Dunant, de nacionalidad suiza, quien promovió el Congreso de Ginebra, de donde surgieron los acuerdos necesarios para la fundación de la Cruz Roja Internacional.
Hoy nadie pone en duda la importante influencia que ha tenido la masonería en la creación de las Naciones Unidas; la Conferencia de Paz de La Haya, e incluso en los propios Juegos Olímpicos.
En cualquiera de estos foros se ha defendido el modelo creado por la masonería universal, basado en la fraternidad entre los pueblos sin tener en cuenta la raza; la nacionalidad o las convicciones religiosas.
La misma Cruz Roja recoge estas convicciones filosóficas de la masonería en cuanto a humanidad, imparcialidad; neutralidad e independencia.
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