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Martí, apóstol y masón


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Martí, apóstol y masón

 

 

 

«Hacer es la mejor manera de decir»

José Martí.

En enero de 2013, se cumplieron 160 años del nacimiento de José Julián Martí Pérez, filósofo, periodista, orador, maestro, y poeta modernista cubano, nacido en La Habana en 1853, pero sobre todo patriota revolucionario y apóstol de la independencia cubana. Y son 60 años en que el pueblo cubano, y especialmente su juventud, le rinde homenaje marchando con antorchas desde la Universidad de La Habana hasta la Fragua Martiana.

Hablar de Martí significa referirse a uno de los hombres más importantes de «Nuestra América», nombre de una de sus obras, con el que distingue y reafirma la identidad y unidad de nuestras patrias, frente a la pretensión estadounidense de identificar el nombre de nuestro continente con su país.

Martí luchó por la independencia de Cuba, y pese a su posición pacifista planteó la guerra necesaria para conseguirla, pero también tuvo la visión de unidad de nuestros pueblos, una clara posición anti imperialista, un gran compromiso social especialmente con los sectores excluidos, y una gran pasión por la cultura y la educación como medios de liberación, desde una concepción político ideológica de rescate de nuestros valores e identidad, diferenciados e independientes de las visiones europea o estadounidense. Y Martí murió como vivió, con valentía, con entrega, en Dos Ríos, Cuba, en combate contra las fuerzas españolas, el 19 de mayo de 1895, a los 42 años de edad.

Pero en esta fecha en que se resalta su nombre y la vigencia de su pensamiento, quiero referirme a un aspecto poco conocido por la generalidad, aunque muy familiar en los ámbitos masónicos: el hecho de que José Martí fue masón. Y con esto quiero resaltar su pertenencia a esta organización fraternal y escuela de formación en que son muy importantes los principios e ideales de libertad, de igualdad, de fraternidad, de justicia, de tolerancia, en la que en muchos casos se fomenta el librepensamiento y el laicismo, y en la cual también se formaron otros próceres de «Nuestra América», no solo los que le precedieron, como Miranda, Bolívar, San Martín, sino aquellos que fueron sus contemporáneos y amigos, como nuestro Eloy Alfaro, de quien Martí dijo en el periódico Patria: «El bravo Alfaro… es uno de los pocos americanos de creación».

Sobre este tema me remito a la investigación del historiador cienfueguero Samuel Sánchez Gálvez «Martí ciñó el mandil. Prueba documental de su filiación masónica», publicada en La Habana, por Ediciones Bachiller, en 2007, la que tiene como antecedente su tesis de doctorado sobre la masonería en Cienfuegos, en el marco de una investigación científica sobre la relación e influencia de la masonería en la sociedad cubana.

Según Eduardo Torres-Cuevas, tutor de la tesis de doctorado de Sánchez Gálvez, y quien presenta su estudio, lo primero que éste encontró fueron dos documentos masónicos en que aparecía la firma y el nombre simbólico de José Martí (Anahuac), en un expediente de la logia Fernandina de Jagua (nombre con el que fue fundada la ciudad de Cienfuegos), luego constató que en 1871 Martí era maestro masón, participaba activamente en su logia y desempeñaba un cargo importante en ella; y comprobó todos los datos y la autenticidad de los documentos y de la firma. También determinó su pertenencia a la Logia Caballeros Cruzados N° 62. Y a partir de éstos se confirman otros datos, como que Martí se inició en España, se consideró el seguimiento de otro investigador de las logias del Gran Oriente Lusitano Unido, en las que participaron algunos allegados de Martí, cobran sentido las joyas masónicas de Martí que posee la Gran Logia de Cuba, correspondientes al grado 18 (caballero rosacruz), y muchos testimonios anteriores sobre la pertenencia masónica de Martí. Y así concluye su presentación Torres-Cuevas:

«Los estudios históricos cubanos y en particular el estudio de la masonería cubana han ganado un nuevo campo de investigaciones y dejan atrás una polémica que desde ya pertenecerá a otros tiempos. Especial importancia tiene ahora el estudio de la evolución del pensamiento republicano, laico, liberal-social, socialista, independentista, con contenidos elaborados por Martí desde una cultura antidogmática, de plena libertad de conciencia y emancipatoria del hombre.»

Por su parte, Samuel Sánchez Gálvez revisó solo en Cienfuegos cerca de 1500 actas de tenidas (reuniones) masónicas, 1200 expedientes de miembros, y organizó un fichero de 760 masones en el desarrollo de su estudio, en el que, a partir de la pregunta sobre el carácter de masón de Martí a manera de estado de la cuestión, aborda el estudio sobre los cubanos en el Gran Oriente Lusitano Unido (GOLU) en España, Martí en Madrid, la logia Fernandina de Jagua, la presencia de Martí en los documentos de Amelio de Luis Vela de los Reyes, un análisis de las fuentes, para concluir sin lugar a dudas que Martí fue masón: «Entre febrero y julio de 1871 Martí fue iniciado como masón en la logia madrileña Caballeros Cruzados Nº 62 perteneciente al GOLU.» (Logia en la que al parecer se reunían independentistas cubanos y republicanos y socialistas españoles). Es decir que Martí se inició masón a los 18 años de edad. Añade un valioso testimonio documental, consistente en fotografías de documentos y recortes de los mismos, sellos, firmas y comparación de firmas, que corroboran lo afirmado.

Un ejemplo es el «Diploma de Maestro Masón, de Amelio de Luis Vela de los Reyes, emitido por la Logia Caballeros Cruzados Nº 62, perteneciente al Gran Oriente Lusitano Unido (GOLU), en el que aparece la firma de José Martí, como Secretario.(Madrid, 4 de julio de 1871)», que vemos a continuación:

Diploma de Maestro Masón, con la firma de Martí, como Secretario, en la primera línea de firmas, a la izquierda

Diploma de Maestro Masón, con la firma de Martí, como Secretario, en la primera línea de firmas, a la izquierda

 

Firma de Martí, grado 3°, como Secretario.

Firma de Martí, grado 3°, como Secretario.

Por último, Sánchez Gálvez manifiesta, «A modo de conclusión»:

«El análisis e investigación histórica de los documentos hallados en los fondos de la logia Fernandina de Jagua permite considerar demostrada documentalmente la filiación masónica de José Martí.

«Queda establecido que militó en la logia Caballeros Cruzados Nº 62, obtuvo el grado de Maestro Masón, ocupó el cargo de Secretario en el taller, empleó el nombre simbólico de Anahuac en la masonería y sostuvo activa vida masónica durante su tiempo de estancia en España.

«Estas conclusiones contienen a su vez nuevas interrogantes: ¿En qué fechas se inició y tomó los diferentes grados Martí? ¿Existe la documentación de las logias Caballeros Cruzados Nº 62 y Libertad Nº 40? ¿Cuándo se afilió a Armonía Nº 52? ¿Hay constancia en las Actas de estas u otras logias de las intervenciones de Martí? ¿Qué planteó en ellas? ¿Militó Martí activamente en América en la masonería? ¿Cuándo tomó, cómo evidencian sus joyas masónicas, el grado de Caballero Rosacruz? ¿En cuál de estas logias? ¿Es posible establecer una relación entre Libertad Nº 40 y José Martí? ¿Qué otros cubanos militaron además en Libertad Nº 40?

«Ya confirmado que Martí ciñó el mandil, se impone ahora continuar investigando en su vida masónica y en la relación entre su ideario y acción y el de las masonerías de su época.»

Cabe aclarar que Anahuac en náhuatl significa junto al agua o rodeado de agua, y hacía relación al mundo conocido de la civilización mexica (aztecas), y también ha sido asumido como sinónimo de América. Su adopción por parte de Martí es considerado por Sánchez Gálvez, como «una ratificación de cubanía, y amor por lo americano aborigen, de resistencia y rechazo a la España colonialista».

Con todo esto cobra importancia la necesidad de una mayor vinculación entre los historiadores masones con la investigación académica sobre las masonerías que se está realizando en las universidades, en una época en que el secretismo masónico ha ido evolucionando hacia la transparencia masónica, conservándose como secreto solo esa vivencia íntima que ha motivado a masones como Martí a luchar por aquello que consideran justo, de la forma por él planteada: «Hacer es la mejor manera de decir».

Les recomiendo leer este estudio de Samuel Sánchez Gálvez, en el que encontrarán muchos detalles valiosos que aquí no he mencionado. Está disponible en la Biblioteca Digital de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí:

Pulsar sobre esta ficha para acceder al documento

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Quito, 28 de enero de 2013.Y para nosotros, resulta importante conocer o reencontrarnos con el pensamiento de José Martí, plenamente vigente, considerando que él decía: «El primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo». Seamos pues seres humanos de muestro tiempo, como lo fue Martí del suyo, tomando en cuenta que sus ideas nos seguirán dando luz, sobre todo porque algunos de los problemas que enfrentó él también los enfrentamos nosotros, pues ellos no han cambiado, solo se han modificado o se han perfeccionado… como el imperialismo.

Por Guillermo Fuchslocher

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Diario Masónico

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